Desconcierto, sería la mejor forma de representar lo que siento en este momento al sentarme a escribir a cerca del futuro próximo. Mirar la pantalla en blanco y ver un camino solitario en medio de la nada que conduce a ninguna parte pero, que tal vez más allá de donde alcanza la vista, pueda tener un desvío hacia algún lugar mejor. La situación actual sería compleja por sí misma, y sin embargo debemos agregarle la “pesada herencia recibida” que en este caso es el propio gobierno el que la ha dejado. Los actores se suceden en cambios repentinos de estilo, a tal punto que algunos parecen ubicados en las antípodas del pensamiento y sin embargo o bien deben continuar la labor del anterior o trabajar codo con codo. Pese a todo no parece que de todas formas fuésemos a cambiar de rumbo, al menos no hasta que la realidad nos obligue.
Tenemos una presidente presa en su propio castillo, víctima de su acumulación de poder. Era ella y sólo ella quien tomaba todas las decisiones importantes, y quien tenía la ultima palabra sobre todo. Esto hoy resulta un problema ya que al no estar en condiciones de ejercer el gobierno en la forma que lo venía haciendo se produce una disyuntiva en cuanto a las figuras y al poder. El vice presidente cada vez más complicado por los descuidos de su propia corrupción carece pues, de la fortaleza política y moral para llevar adelante la gestión del gobierno. A su vez los que siguen en la línea de sucesión o bien no poseen el poder suficiente como para tomar y mantener el mando, o por el poder que poseen quien maneja los hilos en las sobras del gobierno no los va a dejar asumir por miedo a no poder bajarlos luego cuando sea necesario. El equilibrio entre quienes tienen el poder pero, no los cargos necesarios para ejercerlo de forma legal, y quienes tienen los cargos pero no el poder; es delicado y en momentos de crisis el tablero puede sacudirse demasiado.
Tenemos una economía que va en curso de colisión y los encargados de esquivar el iceberg no se ponen de acuerdo para que lado virar el timón, mientras el tempano está cada vez más cerca y cuando se decidan puede que sea demasiado tarde. Una cosa es real aunque el gobierno no quiera verla, no podemos aquellos que producimos y pagamos impuestos seguir manteniendo a aquellos que sólo viven del estado o a los que se enriquece de la corrupción. No es posible seguir con una política de subsidios que borre por arte de magia a los pobres, debemos asumir la realidad: somos un país en vías de “subdesarrollo” y por lo tanto tenemos pobres. El estado (y aquellos que lo solventamos) no podemos hacernos cargo de quienes están fuera del sistema, al menos no de la forma en la que se ha venido haciendo. Algunos subsidios están bien, alguna ayuda está bien, pero no se puede mantener en la vagancia y el ocio a una parte tan grande de la población. Tenemos un porcentaje cada vez mayor de ciudadanos que creen que el estado tiene la obligación de mantenerlos y de proveerlos con todo aquello que pudieran necesitar, y que por lo tanto no es necesario que busquen un trabajo y se vuelvan ciudadanos productivos. Esta utopía populista, esta perversión del progresismo, no puede mantenerse para siempre, los recursos son finitos y las demandas crecientes.
La estupidez puede florecer en tiempos de abundancia, cuando sobra nadie hecha en falta. Mientras las condiciones internacionales nos colocaron en un lugar de privilegio frente a un mundo en baja, tuvimos la oportunidad de crecer y solucionar viejos problemas. En lugar de ello, nos pusimos a despilfarrar los recursos, el tiempo y las oportunidades. En lugar de crear trabajo genuino y productivo mejorando nuestra infraestructura para mejorar nuestra matriz productiva regalamos netbooks. En lugar de crear una industria derivada de nuestra materias primas para aumentar el valor agregado de nuestras exportaciones dimos fútbol para todos. Dejamos que la necesidad de no tener repitentes afectara la calidad de nuestra educación. Permitimos que los sindicatos, mientras fueran amigos, hicieran reclamos que hoy frente a un nuevo paradigma económico no pueden tener respuesta satisfactoria. Creamos un estado de ausencia de ley donde la anarquía impuesta atropella las normas de convivencia y nos deja a todos en un tremendo estado de indefensión.
Esta forma retorcida de administración de lo público es posible sólo en la medida que los ingresos sean abultados, y se vuelve cada vez más asfixiante a medida que los recursos menguan. Durante demasiado tiempo derrochamos lo que sobraba, ahora sin embargo, debemos reevaluar las prioridades, sabiendo que algunos han de quedar forzosamente afuera. Ahora es tiempo de repartir lo que no hay.
La Rosa Blanca fue un grupo de resistencia organizado en la Alemania nazi, que abogaba por la resistencia no violenta contra el régimen. Hoy la resistencia es contra la supremacía ideológica, aquellos que se sienten con un derecho a imponer su criterio sin tener en cuenta el bienestar y el progreso de la sociedad. Contra aquellos que anteponen intereses personales o partidarios ante los de la nación o la república. Enfrentar la violencia con sabiduría, Rosa Blanca Resistencia Pacífica.
viernes, 13 de diciembre de 2013
jueves, 31 de octubre de 2013
Fallado
“Con un gran poder viene una gran responsabilidad” y nadie tiene poder mayor que quien ostenta la última palabra. Es por ello que el poder definitivo dentro de un estado con división de poderes recae sobre el máximo tribunal. En nuestro caso la Corte Suprema. Hace muchos años el Dr. Kevorkian le preguntó a su abogado cual sería la forma de lograr que se le permitiera conceder la eutanasia sin tener que recurrir a la maquina de suicidio asistido, ya que si él intervenía la ley lo consideraba asesinato. La respuesta del abogado lo sorprendió pues no le dijo que fuera al congreso o al presidente sino, a la Corte Suprema. Pues son ellos quienes tienen el verdadero poder dentro del estado, ya que son los que arbitran sobre las leyes y su aplicación y por lo tanto tienen la capacidad de regular a los otros dos poderes.
La responsabilidad es acorde a la magnitud del poder y un poder casi absoluto trae con sigo una responsabilidad casi absoluta. La Corte decidió sobre la ley de medios, y aunque parece que sin tenerlo en cuenta, también lo hicieron sobre los derechos adquiridos y la propiedad privada. Ambos principios deberían estar garantizados por la constitución. Sin embargo lo que se ha hecho es determinar que bajo ciertas circunstancias el estado puede prevalecer sobre cualquiera. La protección de las personas físicas o no es la seguridad jurídica que hoy ha quedado en duda. Uno de los roles principales del poder judicial es protegernos de los abusos que pudieran cometer los otros poderes del estado.
Lo que la corte ha fallado deja a las claras que el estado nacional puede en determinados casos deshacer lo que por ley ha hecho y arrebatar la propiedad privada y los derechos adquiridos. Es decir se deja sentado el precedente de que en los casos que se crea conveniente el gobierno puede o bien incautar o bien dar por nulos los contratos que previamente hubiese firmado y que otorgan derechos de explotación o incluso que afectan a la propiedad de bienes físicos. Es decir ellos le dieron las licencias a Clarín y sin problemas pueden venderlas, ya que en este caso no se le retiran sino que se hace una venta forzosa de las mimas.
Por otra parte el estado nacional tiene jurisdicción sobre el espectro radioeléctrico pero no sobre el cable y quedaba prohibido que legislara sobre el mismo así como sobre los contenidos que por él circularan. Lo que al parecer ahora es legal. Esto deja abierta la posibilidad para que en un futuro el estado se meta en cuestiones en las que se suponía no debía hacerlo y quien debía protegernos de ello ha decidido mirar para otro lado.
El fallo de la corte es inapelable y definitivo, como también lo son sus consecuencias. Pongámonos en el lugar de una empresa extranjera de tenía planes para invertir en la Argentina, hoy se lo van a pensar dos o más veces, puesto que está claro que ante la necesidad o el capricho el estado nacional puede desconocer las licencias o incluso tal vez disponer de los activos. Tal vez debiéramos poner en plan patriótico para estar preparados ya que en un futuro el estado puede verse en la necesidad de tomar nuestro dinero en los bancos y está claro que la propiedad privada está a disposición del gobierno cuando se considere necesario. Es más debemos estar atentos cuando ahora que no tienen otro enemigo y tal vez lo encuentren en quienes opinamos en los medios digitales; cuando pensar y expresar el pensamiento en internet se convierta en sedición. Entonces cuando se de la orden de regular y controlar los contenidos y las plataformas digitales. Entonces debemos recordar con la misma alegría que hoy que la corte ha fallado y con ello nos ha fallado.
La responsabilidad es acorde a la magnitud del poder y un poder casi absoluto trae con sigo una responsabilidad casi absoluta. La Corte decidió sobre la ley de medios, y aunque parece que sin tenerlo en cuenta, también lo hicieron sobre los derechos adquiridos y la propiedad privada. Ambos principios deberían estar garantizados por la constitución. Sin embargo lo que se ha hecho es determinar que bajo ciertas circunstancias el estado puede prevalecer sobre cualquiera. La protección de las personas físicas o no es la seguridad jurídica que hoy ha quedado en duda. Uno de los roles principales del poder judicial es protegernos de los abusos que pudieran cometer los otros poderes del estado.
Lo que la corte ha fallado deja a las claras que el estado nacional puede en determinados casos deshacer lo que por ley ha hecho y arrebatar la propiedad privada y los derechos adquiridos. Es decir se deja sentado el precedente de que en los casos que se crea conveniente el gobierno puede o bien incautar o bien dar por nulos los contratos que previamente hubiese firmado y que otorgan derechos de explotación o incluso que afectan a la propiedad de bienes físicos. Es decir ellos le dieron las licencias a Clarín y sin problemas pueden venderlas, ya que en este caso no se le retiran sino que se hace una venta forzosa de las mimas.
Por otra parte el estado nacional tiene jurisdicción sobre el espectro radioeléctrico pero no sobre el cable y quedaba prohibido que legislara sobre el mismo así como sobre los contenidos que por él circularan. Lo que al parecer ahora es legal. Esto deja abierta la posibilidad para que en un futuro el estado se meta en cuestiones en las que se suponía no debía hacerlo y quien debía protegernos de ello ha decidido mirar para otro lado.
El fallo de la corte es inapelable y definitivo, como también lo son sus consecuencias. Pongámonos en el lugar de una empresa extranjera de tenía planes para invertir en la Argentina, hoy se lo van a pensar dos o más veces, puesto que está claro que ante la necesidad o el capricho el estado nacional puede desconocer las licencias o incluso tal vez disponer de los activos. Tal vez debiéramos poner en plan patriótico para estar preparados ya que en un futuro el estado puede verse en la necesidad de tomar nuestro dinero en los bancos y está claro que la propiedad privada está a disposición del gobierno cuando se considere necesario. Es más debemos estar atentos cuando ahora que no tienen otro enemigo y tal vez lo encuentren en quienes opinamos en los medios digitales; cuando pensar y expresar el pensamiento en internet se convierta en sedición. Entonces cuando se de la orden de regular y controlar los contenidos y las plataformas digitales. Entonces debemos recordar con la misma alegría que hoy que la corte ha fallado y con ello nos ha fallado.
domingo, 14 de julio de 2013
Asumida parcialidad
Es extraño ver las reacciones diferentes que experimenta una misma persona ante hechos similares pero, con contenido político diferente. Está comprobado que nuestras creencias influyen en nuestro modo de ver las cosas, lo inusual es la exageración que presenta este fenómeno en los argentinos, ya sean partidarios o no del gobierno, funcionarios o simples ciudadanos. Debería preocuparnos que la propia subjetividad nos lleve por caminos tan distintos de razonamiento en unos y otros casos.
Vamos de a poco con unos ejemplos para aclarar un poco el tema que reconozco viene confuso y espero no herir muchas susceptibilidades cuando más de uno se vea reflejado en este texto. Hace poco el presidente Evo Morales fue obligado a realizar un aterrizaje y fue detenido, debido a que se sospechaba que podía transportar a un traidor americano. Varias cosas con respecto a esto pero, comenzaremos con Evo. Es incuestionable que está mal impedir el paso de un presidente soberano que cuenta con la protección de la inmunidad diplomática (la de todas las películas de espías). Queda claro que cuando se amenazan ciertos intereses no hay tratados internacionales que valgan, y que la libertad es más libertad en USA que para el resto (menos para the ass of the world, o sea nosotros). No existe justificativo que pueda avalar lo que ocurrió en Europa con el presidente de Bolivia, sin embargo hay quienes lo aplaudieron sólo por estar en contra de Evo o de nuestra presidente. Utilizar esto con fines de campaña en la Argentina está mal de igual manera que justificarlo debido a la identidad de los involucrados, sin embargo eso fue lo que pasó.
Capítulo a parte es Snowden quien es sin lugar a dudas un traidor y por lo tanto de acuerdo a las leyes vigentes un delincuente. Que como todos en este mundo merece asilo si sufre de persecución, aunque no debemos olvidad que divulgar secretos que afectan a la seguridad nacional es un delito en casi todos los países del globo, y en algunos se castiga con la muerte. El hecho de que los perjudicados por las maniobras de espionaje seamos todos quienes mantenemos un cierto nivel de actividad en la red, no hace que Snowden sea un héroe, ni tampoco convierte al espionaje indiscriminado en un derecho de los estados. Ambas cosas están mal pese a todo le debemos cierta gratitud ya que puso al descubierto una maniobra muy cuestionable y si bien es poco probable que haya cesado por salir a la luz, por lo menos ahora podemos elegir con cierto conocimiento si publicar o no nuestra opinión.
A nuestra presidente le corre frío cuando piensa que los Estados Unidos la espía a través de internet. Me pregunto que deberíamos sentir nosotros las víctimas del proyecto x, que quede claro que no está terminado y que a la larga ese u otro proyecto servirá para espiarnos a todos quienes pensemos distinto y nos atrevemos a expresarlo (asumido el riesgo claro). En lo que respecta a los K ya trasciende el doble discurso es más bien una doble moral, ya que ante situaciones idénticas en su contenido opinan de forma opuesta según mejor se acomode a las necesidades del relato. Además tal vez al señora presidente debiera recordar que además ellos intimidan ademas de espiar. Hace un tiempo se obligó a todos los que tuviéramos una actividad registrada por la gestAFIP a exhibir un código QR, para quienes no lo hayan intentado les sugiero que lo escaneen con un celular y podrán ver una página donde entre otros datos privados (que nadie tendría por que conocer) existe un botón que permite hacer denuncias en tiempo real. Lo que significa que una horda de militontos bien podría salir por las calles a patrullar denunciando de forma anónima (sin ningún tipo de responsabilidad) a todos aquellos a los que se considere enemigos del modelo.
Queda claro que es una obligación del estado la de apoyar a la cultura y a los deportes, que promueven una mejor sociedad. Ahora bien de ahí a dilapidar varios miles de millones en fútbol hay un abismo conceptual. El deporte rentado no debiera ser apoyado por el estado, sino que ese dinero se debiera utilizar en garantizar el acceso de por ejemplo los chicos en situación de riesgo. Quienes pudieran mejorar su situación mediante la practica de un deporte colectivo, pero claro eso es de gorila, en cambio regalársela a los barras y a Grondona es Nac&Pop. Le pagamos al fútbol y al automovilismo profesional en lugar de apoyar a nuestros atletas olímpicos. Una sociedad sin cultura está condenada y no hay cultura sin artistas; y estos como toda persona no son ajenos a tener una opinión política la cual tiene el mismo valor que la de cualquier ciudadano. Un artista puede ser un ejemplo el su campo y profesar la ideología que crea más justa y correcta, eso no puede someterse a consideración alguna. Lo que está mal es que el estado financie con dinero del erario público proyectos personales de miembros del gobierno, o que se utilicen recursos que se desvían en corrupción disfrazados de subsidio al arte. No debe entenderse que se está en contra de los actores o del cine nacional, de lo que se está en contra es que se gasten millones en documentales y tiras que nadie ve. No sería mejor a caso utilizar ese dinero para promover formas descentralizadas de cultura y dar a los jóvenes la posibilidad de desarrollarse a travéz de la participación directa en la generación de contenidos. Algunos de nosotros damos por sentadas las herramientas que ofrece la tecnología actual en cuanto a la generación de contenidos como los blogs, fotologs, etc. Sin embargo estos recursos pese a estar disponibles para cualquiera no son en absoluto accesibles para todos debido a diversas barreras culturales; en lo personal creo más útil acercar estos recursos a todos en lugar de producir cine sin público.
Aceptamos como normal la dualidad de criterios, nuestros políticos explotan esta anormalidad para dotar
de falso sentido a su mensaje. Se agrede al contrincante por lo mismo que se premia a quien acompaña la ideología. Tenemos una asumida parcialidad enquistada en nosotros y nuestro gobierno y por ello siempre seremos un país parcial, sólo una parte de lo que pudiera ser el todo.
miércoles, 10 de julio de 2013
Investidura
Existen ciertos momentos donde se produce un cambio de paradigma y nos sorprende a todos mirando para otro lado, no es que suceda de repente sino que el cambio fue lento, progresivo y en un aspecto sobre el cual no estábamos atentos. Hace tiempo la investidura de un cargo público implicaba por parte del investido un conjunto de cualidades en cuanto a su capacidad y a su comportamiento, que los hacían dignos del respeto que supone la posición alcanzada. Uno suponía que un funcionario debía ser alguien capacitado, es decir con estudios o conocimientos suficientes como para desempeñar su función con idoneidad (cualidad de museo en estos momentos). Se daba por sentado que quienes ocuparan lugares en la función pública debían ser gente de bien, personas razonables y educadas. Durante mucho tiempo supuso un honor acceder a los cargos del estado y cuanto más alto en la jerarquía más alto el honor. Hoy sin embargo vivimos el final del cambio de este paradigma, resulta difícil suponer que puede darse una vuelta a tiempos mejores, aunque siempre mantengo esa esperanza.
Hace ya cierto tiempo que comenzó la declinación en la calidad de nuestros políticos, descenso que se ha convertido en caída libre en la década K. Lo que en un principio podía verse como un caso aislado hoy en día es más bien la regla. Antes era extraño notar la falta de cultura en un diputado o un ministro, hoy es normal ver la falta total de capacidad en los funcionarios. Hoy hay legisladores más preocupados por encontrar (si hace falta a la fuerza) una discriminación de género en los huevos Kinder que en ver el genocidio cometido sobre los pueblos originarios y no por Cristóbal Colón sino por los gobernadores K. Ya no sorprende que un legislador olvide las S cuando habla es más bien normal, el uso del lenguaje ha caído en desgracia en boca de nuestros políticos, quienes no pareces ser capaces de articular una frase bien armada “Cuando yo termino usted habla” (está como lo dijera Moreno). Podría seguir con esta línea argumental y encontrar ejemplos suficientes en la última semana como para llenar varios volúmenes.
Lamentablemente no se detiene ahí sino que la debacle continúa y se agrava. Ya no sólo no poseen cultura o formación suficiente y necesaria para ocupar el cargo, sino que también se ha perdido toda norma de convivencia. Mientras nuestra presidente “lara lara lara” y algunos tildan a la iglesia de inquisidora o reivindican el holocausto y ven conspiraciones sionistas a su alrededor, yo me pregunto si puede de esta gente surgir algún destino mejor. Veamos si puedo ser más claro, hay funcionarios que creen que con una cámara en la cabina de los trenes los frenos no van a fallar por falta de mantenimiento por fallos de diseño. Hay quienes creen que controlando los precios de 500 productos se evitará la inflación en los 9500 restantes que conforman la canasta básica. Estos individuos suponen que la gente que sacó sus U$S por desconfianza en las políticas económicas del estado ahora se los van a traer y los van a entregar a cambio de bonos que solo cuentan con el aval de esta manga de inútiles.
Muchos cómplices (antes militontos o militantes) se ofenden por las supuestas agresiones a la presidente o a algunos miembros de la banda. La verdad es que esta gente denigra la investidura del cargo que ocupa, no respetan las decisiones de la justicia, atropellan al poder legislativo al conseguir sanciones de leyes de forma irregular. Mancillan el honor del cargo por su falta de conciencia democrática y republicana. Pese a todo y sin embargo muchos deciden seguirlos; se festeja el desacato a las normas, se maniobra en una constante rebelión con el sentido común, esperando de ello resultados contrarios a toda lógica y luego ante la iteración del fracaso se elige un culpable de entre los enemigos. Quien no comparte el pensamiento es descalificado y asociado a crímenes pasados, muchos de los cuales en realidad contaron en su momento con la participación de funcionarios del actual gobierno.
Transitamos por un cambio de paradigma, en el cual se está cambiando el sentido no sólo de la política sino del gobierno en sí mismo. Ya no hay ideas ni ideologías detrás de los movimientos políticos solo personas, los movimiento mesiánicos son la regla. La calidad de los políticos está más que degradada, ya ni siquiera se molestan en ocultar su corrupción, y tal vez esta sea la primera administración en la que pese a todo es casi imposible encontrar un político honesto. Todos intentan llegar ya sin importar el discurso o el rumbo, solo llegar, llegar a robar y poco más. Es decir que la ineptitud o la delincuencia son ahora los nuevos parámetros sobre los que medimos a nuestros gobernantes. Ya no es una cuestión de falta de respeto hacia quien ostenta el cargo sino que se ha perdido el honor y la dignidad de la investidura.
martes, 25 de junio de 2013
Roles
Hace un tiempo ya que vengo escuchando un concepto muy erróneo que tiene que ver con un detalle esencial en los fondos del estado. Al pasar vi una nota en un diario en la que un intendente preguntaba si alguien cree que alguno de sus pares puede hacer obras por si mismo. Dando a entender que el dinero del estado es en cierta forma propiedad del gobierno central, en este caso de la presidente. El concepto es muy lejano de la realidad pero, se ha instalado de igual forma en la sociedad. La idea macabra de que es el encargado del ejecutivo quien posee el dinero con el cual se hacen las cosas en un determinado estamento del estado es ridícula. La verdad es que ese dinero es de todos, lo que sucede es que hemos olvidado que los funcionarios son empleados públicos, con la salvedad de que para su puesto es necesario el voto. Lo cual no los hace especiales sino más responsables de sus acciones, en el sentido amplio de responsabilidad.
Hemos confundido el rol de los gobernantes, ya que no son ellos los dueños del patrimonio del estado, sino sus administradores. Juzgar la calidad de un gobierno puede tener resultados muy dispares según se tenga en cuenta o no esta diferencia.
Cuando se considera que el dirigente es el dueño de los fondos que administra, uno puede fácilmente llegar a la conclusión de que si da mucho está haciendo mucho y que puede ser un gran gobernante. Sin embargo si pensamos que no es suyo sino nuestro podemos ver que en varias ocasiones el exceso en el uso de lo público es un despilfarro sin sentido ya que a la larga no reportará un beneficio duradero para la nación. No hay mejor ejemplo que de esto que el fútbol para todos; si el gobernante es dueño del dinero es generoso al pagar por la televisación pero, cuando se tiene en cuenta que ese dinero es de los futuros jubilados y que debería reportarles dividendos en favor de su retiro, se ve con claridad que es un desperdicio. El gobernante se convierte entonces y por ello en un mal administrador, lo que debiera ser tenido en cuenta a la hora de la votación, aunque parece no ser así.
Supongamos ahora una obra a licitación, la responsabilidad de un administrador es la de cuidar el dinero, es decir asegurarse que la obra se realice con la mayor eficacia y eficiencia posibles. Dicho de otra forma deberá evitar los sobreprecios, al igual que los costos excedentes y de la misma manera debe realizar los controles necesarios sobre las obra que encarga. Creo sin temor a equivocarme que nunca he visto a un político argentino realizar ninguna de estas tareas, sin importar el ámbito en el que se realizaron.
De igual manera el rol de los legisladores no debe ser la obsecuencia de tratar las leyes que les mandan sino la de sacar las mejores leyes para la nación. Un legislador es bueno cuando su interés principal es la república y no los caprichos de una persona o el beneficio personal. Cuántas veces vemos a diputados y senadores votar cosas innombrables en pos de la defensa ridícula y a ultranza de ideales vacíos. Y sin embargo se reciclan en un lodo infinito de rejunte ideológico para volver en la próxima elección con una propuesta renovada. Esos legisladores deberían ser prohibidos e inhabilitados de por vida para ejercer cargos públicos, buen ejemplo de ello son los impresentables que aprobaron la reforma judicial u otras de igual ralea.
Resta pensar ahora que rol le corresponde al presidente, y lo más correcto sería decir que debiera ser el empleado del mes. Es decir un presidente no está ahí para hacer beneficencia con los fondos del estado, o para reclutar voluntades con los manejos del dinero y las influencias. Está ahí para ser el administrador último de lo público y la cabeza de la regulación de lo privado. Un buen presidente hubiera visto que se estaban terminando las reservas energéticas y que las empresas (por el motivo que fuera) no estaban invirtiendo lo suficiente en la exploración. Un buen presidente hubiera notado el deterioro de toda la infraestructura nacional: vial, de transporte, de comunicaciones. Un buen presidente notaría que las empresas de servicios privatizadas y las que han surgido luego no invierten lo necesario para prestar un servicio de calidad: internet, celulares, telefonía fija.
En cambio nuestra presidente prefiere dar batallas ideológicas despojadas de contenidos reales, prefiere pelear con un diario que arreglar los trenes; se esfuerza más por ocultar la corrupción de altos funcionarios que por encontrar la solución a los problemas de energía que merman el erario público. La presidente prefiere dar discursos para la tribuna que la oye sin escuchar, que no desea comprender igual que ella el rol que todos ocupamos en la sociedad.
viernes, 7 de junio de 2013
Legislación irresponsable
Es muy probable que con esta entrada me gane varias antipatías pero, la verdad es que no temo decir lo que pienso. En este caso en particular tengo varias razones de peso (tanto personales como lógicas) para decir todo lo que sigue a continuación. Quienes me conocen sabrán entender más fácil algunos de mis motivos pero, a todos puedo decirles que es algo que llevo pensado desde hace mucho y que nada de lo que sigue obedece a un pensamiento nuevo. Esta linea de razonamiento comenzó con la entrada “Los pecados del padre”, que puede ser una referencia útil en este caso.
Hoy se produjo la aprobación de la ley de fertilización asistida, lo cual se festeja como un triunfo del progresismo y del cual todos quieren colgarse; de igual manera espero que todos quieran colgarse de sus consecuencias, que las tendrá a su debido tiempo. En lo personal creo que las leyes deben ser útiles a la sociedad y buscar el beneficio de todos si acarrear problemas por su aplicación. La ley que obliga a las prepagas pero, por sobre todo a las obras sociales a cubrir tratamientos de fertilidad lo que terminará por ahogar el sistema de salud y cuando eso suceda mucho será el daño por un capricho.
Entre otras cosas lo que separa un país en serio de un intento berreta (como el nuestro) es la responsabilidad de sus poderes, en este caso de sus legisladores. Responsabilidad en varios sentidos, en parte por hacerse luego cargo de lo que han hecho (pagar por lo errores) y también por tener en cuenta las consecuencias futuras de las leyes ignorando (o al menos teniendo menos en cuenta) el resultado electoral. Cuando se votan o vetan leyes como si se mirara el minuto a minuto de rating se cae en el vicio de generar legislación para la tribuna la cual puede en el corto o largo plazo terminar siendo perjudicial para la misma. Es decir cuando se sanciona una ley porque es simpática a la opinión pública sin tomar en cuenta las consecuencias de esta tanto para el estado como para sus involucrados directos como indirectos. Este pues es el caso de la ley de fertilización asistida, que se ha instalado entre todos como un baluarte del progresismo intelectual (del que carecemos) pero, que no estoy seguro si nos gustaría poseer en el caso de que pudiéramos, como sociedad, entender de que se trata. La ley que va a solucionar los problemas de concepción en un país dónde muchos niños llegan a destiempo y a hogares que no pueden hacerse cargo de ellos. Vamos ahora a obligar al ya maltrecho sistema de salud que se haga cargo de los que no pueden tener hijos biológicos y todos felices vamos a pagar la cuenta.Nuestro sistema de salud se basa en el aporte de quienes lo utilizan, el valor de las cuotas (retenciones) se toma considerando en un promedio las necesidades de cada grupo o individuo y dividiéndolas por la cantidad total de afiliados, conocido este gasto promedio, se le suman los costos de mantenimiento del servicio, y si se aplica las ganancias de las empresas. Al introducir una nueva prestación esto agrega un costo ya que algunos de los miembros seguramente se someterán a ella, lo que aumenta el total de gastos, que lleva a un aumento de la cuota. Existen ciertas patologías cuyo costo de tratamiento es muy elevado y representarían casos inviables para los prestadores del servicios, estos costos extraordinarios se cubre con un fondo que administra la nación y que hoy en día se utiliza mas bien com caja política.
Los costos de los tratamientos de fertilización asistida son en general muy altos y el sistema no dispone de mecanismos para amortiguar su impacto, por lo que el costo deberá ser soportado por los aportantes. Esto suponiendo que el gobierno permita el aumento de las cuotas, de no ser así el sistema de salud en su conjunto corre un gran riesgo. Sería bueno que lo que hoy están a favor de esta ley recuerden su posición cuando comiencen los cortes a las obras sociales.
Por otro lado están cuestiones más éticas y menos económicas. Los tratamientos de fertilización asistida incluyen varios métodos, y riesgos que en general no son debidamente explicados a los pacientes al momento de someterse a ellos. Si bien algunos tratamientos son relativamente inofensivos otros pueden incluso tener complicaciones para el bebé. Por otro lado cuando se realizan implantación de embriones se implantan varios (lo que suele causar nacimientos múltiples) pero, los que se implantan son una pequeña parte de los que se engendraron. Los que sobran (raro concepto el de que un ser humano pueda ser una sobra) se congelan, el problema es que no está del todo claro que son y a quien pertenecen (porque lamentablemente a esa altura no tienen el estatus de persona que debieran). Por lo tanto pueden ser congelados, desechados (derechos humanos a parte), o utilizados para investigación o incluso para la industria farmacéutica; por si lo olvidaron son personas (no natas pero personas). La legislación no los cubre, protege o ampara, por lo que se encuentran en un limbo, tal vez les suene aquello de “Ni muertos ni vivos, desaparecidos”. Pues bien este sería un caso de “Ni muertos ni nacidos, criogenizados”, lo que es digamos en cierta forma lo mismo. Se encuentran en un vacío legal del cual puede resultar complejo sacarlos, y desde el cual pueden muy fácilmente convertirse en víctimas de intereses de cualquier tipo.
Muchas veces (en mi caso muy seguido) nos quejamos de los gobernantes que tenemos, debemos recordar que la mayoría están ahí por voto popular, es decir del pueblo, es decir nuestro, para bien o para mal están ahí por nuestra decisión y culpa. Cuando votamos no sólo lo hacemos por un candidato sino también por una idea, estas son las ideas y cuando elegimos gobierno también debemos tenerlas en cuenta. Tenemos la responsabilidad y la obligación de recordar que leyes y que proyectos llevan a delante los distintos partidos, para saber en favor de quien ejercen el gobierno. Recordando siempre que su fin último debiera ser el bienestar de la nación y el cuidado de la república, y por ello habría que evitar a aquellos que con desinterés y estupidez electoral actúan produciendo una legislación irresponsable.
lunes, 27 de mayo de 2013
Contenidos Vacíos
Desistí en mi segundo intento de leer la carta abierto "Los Justos"; no es que su contenido me supere sino más bien que me agobia. Es esencialmente un texto de lectura difícil y desagradable (el hecho de leerlo más que el texto en sí mismo). De lectura difícil porque en él se mezclan de manera odiosa una gran colección de términos complejos de la lengua española. El español es uno de los idiomas con mayor cantidad de palabras, y es por ello uno de los más complejos, sin embargo su uso en manos de alguien virtuoso puede conmover como la más majestuosas de las sinfonías pero, en manos de esta gente suena como si estuvieran despellejando vivo a un gato. En su prosa la belleza del lenguaje se pierde por el artilugio falaz de una complejidad rebuscada y se transforma en un mamarracho de la belleza que le corresponde. Lo de lectura desagradable viene porque en una lengua tan rica existe siempre la posibilidad de encontrar la palabra justa para nombrar cada concepto, haciendo de la utilización de la palabra una expresión del brillo del contenido. En la carta abierta los conceptos se chocan en su expresión con la aglutinación inconexa de términos pomposos y rimbombantes que intentan tapar el vacío de contenidos que el movimiento es incapaz de llenar. Así como un mal músico hiere el oído cuando araña a un violín, esta gente lastima la mente cuando toman papel y lápiz, la sucesión de términos complejos mal empleados dificulta la búsqueda del contenido (suponiendo que exista) y es un ejercicio contrario al pensamiento y por lo tanto doloroso para la mente.
Por definición un intelectual es cualquiera que realiza una actividad relacionada con el pensamiento. Por lo que es justo decir que de alguna forma todos en algún momento somos intelectuales, ya que no importa la simpleza con la que lo hagamos pero más tarde o más temprano la mayoría terminamos por pensar en algo. Dos cosas me dí cuenta intentado leer la carta abierta, la primera es que esa gente que se autodenomina intelectual carece en parte de las condiciones para serlo; la segunda es que nos toman el pelo. Para ser intelectual queda claro que es requisito ejercer el pensamiento, lo cual implica obtener conocimiento sobre lo que se va a pensar y luego reflexionar sobre ello para llegar a algún punto (según se pretenda). El problema es que esta gente si hay algo que no hace es pensar sobre la Argentina, la realidad vertiginosa en la que estamos inmersos nos impide no ser concientes de ella salvo esfuerzo voluntario. Por lo tanto si estos "pensadores" no pueden (o no quieren) comprender la realidad en un forma lo más objetiva posible, dificilmente puedan ejercer con ella un pensamiento lógico o racional; lo que si se quiere anula su capacidad de ser intelectuales. La segunda revelación fue que nos toman por idiotas alegremente y sin reservas. Cuando un profesor pedante intenta demostrar que tiene conocimientos con frecuencia recurre a una jerga muy específica la cual aparenta ser conocimiento pero que en verdad está vacía. De la misma forma esta gente construye una retórica sobre expresiones confusas (y a veces contradictorios) suponiendo que los idiotas que lo van a leer (o sea nosotros y los militontos) al verse frente a un lenguaje complejo supondrán tanto que es cierto como que procede de un nivel de pensamiento que les está vedado a ellos (nosotros) y que sólo los iluminados intelectuales pueden alcanzar.
Por último este régimen que busca su justificación en la defensa de los derechos humanos y la protección de los sectores más desprotegidos, es en la practica lo contrario de lo que predica. Las muestras de transgresiones a los derechos humanos son cada vez más numeroas, las agresiones a los Qom en el norte es el más claro ejemplo de como hay en el país de la igualdad ciudadanos que son más iguales que otros. Según nuestra Führer en este país no desaparece más nadie aunque Julio López siga, junto con otros menos conocidos, aún sin aparecer. Este es en efecto un gobierno que expresa en su proceder lo peor de la derecha, pues sus acciones llevan a la creación de una oligarquía más poderosa de la que hoy existe, junto con una profundización de las brechas sociales y la extinción de la movilidad social. Pero es en su discurso socialista y progresista, carece de un contenido propio que busca en intelectuales y patoteros por igual, los que congenian de manera imposible su accionar. Al fin y al cabo este no es un movimiento con vacío de contenido sino con contenidos vacíos.
viernes, 10 de mayo de 2013
Mal y acostumbrados
Hace varios días que quería sentarme a escribir pero la vorágine de la política y la sociedad argentinas me impiden tomar un punto fijo de referencia. Es difícil en estos días tomar la punta del ovillo para poder desarrollar un tema y no un enredo de temas. Sin embargo apareció y debo reconocer que en una de mis fuentes habituales de inspiración: Jorge Fontevecchia. La frase se las copio tal cual y les recomiendo que lean la editorial de domingo, donde fue publicada (al final les dejo el enlace). “Los hechos del Borda demuestran lo difícil que sería tratar de encauzar a la sociedad con esos métodos, después de 12 años de haber convencido a todos de que lo único que se tiene son derechos. Por ejemplo, cinco millones de argentinos reciben un ingreso sin trabajar;[…].”
La verdad es que estamos mal, una gran parte de la población se ha acostumbrado a situaciones irreales y las viven como si la irrealidad se volviera permanente. Es imposible negar la legitimidad de los reclamos pero, hay que marcar diferencias. Hoy en día consideramos un hecho normal el corte de calles, o incluso algunas huelgas como la de los maestros (no es comienzo de año sin paro docente). Si entendemos normal como aquello que se repite entonces es correcto, pero no está bien, de nuevo es normal pero no está bien. Que los docentes tengan que salir todos los años a luchar por su salario no está bien; que cada agrupación (con al menos dos manifestantes) se solidarice con la causa más improbable es normal pero no está bien. La pregunta sería entonces que es lo que está bien; las respuestas son muchas y son conforme a los gustos de cada quien; en lo particular preferiría que se supiera cuál es la inflación y los salarios se pudieran ajustar de acuerdo a ella sin necesidad de medidas sindicales. En cuanto a la solidaridad piquetera sería bueno que encontraran algún método mejor en el que gastar su energía y nos dejaran a todos los demás en paz. Y repito el reclamo es justo y en algunos casos incluso necesario, pero que todos los días se corten varias calles y que todos los años se repitan los mismos paros está mal.
Es a esto a lo que se refiere que mucha gente está convencida que lo único que tienen son derechos, es cierto uno tiene el derecho a reclamar pero, el estado tiene el deber supremo de mantener el orden (sería bueno que aprendieran como se hace para evitar hechos desafortunados) y los ciudadanos tenemos el deber de respetar las normar que nosotros mismos establecimos para hacer posible la convivencia. Sin embargo hoy (eventualmente hablo mucho con uno) hay demasiada gente que cree que sólo tiene derechos y que sus obligaciones deben ser renegociadas. En estos momentos un trabajador (aunque todos trabajamos parece que el termino se reserva sólo a los que están en relación de dependencia) con capacidad de ahorro discute porque no quiere pagar impuesto a las ganancias mientras que los profesionales que en neto ganamos mucho menos ni siquiera tenemos la oportunidad de discutir. La idea de que sólo trabaja y tiene derechos el asalariado es una equivocación de larga data en Argentina; todos somos trabajadores y es justo que todos paguemos los mismos impuestos, así como también es justo que quienes por cualquier motivo tengan una renta extraordinaria paguen un mayor porcentaje en concepto de impuesto a las ganancias.
La posibilidad de tener un país en serio implica algo a lo que muy pocos argentinos están dispuestos a sumarse, implica trabajar para un futuro lejano el que, probablemente no veremos. La única solución posible es terminar con la corrupción y también con la viveza criolla. Debemos entender que para construir un país en el que valga la pena vivir y por el que valga la pena sacrificarse es necesario que llegado el caso a quienes le corresponda realice ciertos sacrificios. Hoy en día la mayoría sólo se preocupa por lograr que le cobren la menor cantidad de impuestos y obtener las mayores ventajas aún a costa de perjudicar a otros, todos se sienten con derechos superiores y olvidan que somos parte de una misma nación. Con el tiempo hemos adquirido como sociedad los vicios de nuestros peores políticos, y en lugar de optar por un arduo camino a un futuro mejor, hipotecamos el presente en favor del beneficio personal y en favor de causas muertas. Estamos mal pero el problema es que estamos acostumbrados.
La verdad es que estamos mal, una gran parte de la población se ha acostumbrado a situaciones irreales y las viven como si la irrealidad se volviera permanente. Es imposible negar la legitimidad de los reclamos pero, hay que marcar diferencias. Hoy en día consideramos un hecho normal el corte de calles, o incluso algunas huelgas como la de los maestros (no es comienzo de año sin paro docente). Si entendemos normal como aquello que se repite entonces es correcto, pero no está bien, de nuevo es normal pero no está bien. Que los docentes tengan que salir todos los años a luchar por su salario no está bien; que cada agrupación (con al menos dos manifestantes) se solidarice con la causa más improbable es normal pero no está bien. La pregunta sería entonces que es lo que está bien; las respuestas son muchas y son conforme a los gustos de cada quien; en lo particular preferiría que se supiera cuál es la inflación y los salarios se pudieran ajustar de acuerdo a ella sin necesidad de medidas sindicales. En cuanto a la solidaridad piquetera sería bueno que encontraran algún método mejor en el que gastar su energía y nos dejaran a todos los demás en paz. Y repito el reclamo es justo y en algunos casos incluso necesario, pero que todos los días se corten varias calles y que todos los años se repitan los mismos paros está mal.
Es a esto a lo que se refiere que mucha gente está convencida que lo único que tienen son derechos, es cierto uno tiene el derecho a reclamar pero, el estado tiene el deber supremo de mantener el orden (sería bueno que aprendieran como se hace para evitar hechos desafortunados) y los ciudadanos tenemos el deber de respetar las normar que nosotros mismos establecimos para hacer posible la convivencia. Sin embargo hoy (eventualmente hablo mucho con uno) hay demasiada gente que cree que sólo tiene derechos y que sus obligaciones deben ser renegociadas. En estos momentos un trabajador (aunque todos trabajamos parece que el termino se reserva sólo a los que están en relación de dependencia) con capacidad de ahorro discute porque no quiere pagar impuesto a las ganancias mientras que los profesionales que en neto ganamos mucho menos ni siquiera tenemos la oportunidad de discutir. La idea de que sólo trabaja y tiene derechos el asalariado es una equivocación de larga data en Argentina; todos somos trabajadores y es justo que todos paguemos los mismos impuestos, así como también es justo que quienes por cualquier motivo tengan una renta extraordinaria paguen un mayor porcentaje en concepto de impuesto a las ganancias.
La posibilidad de tener un país en serio implica algo a lo que muy pocos argentinos están dispuestos a sumarse, implica trabajar para un futuro lejano el que, probablemente no veremos. La única solución posible es terminar con la corrupción y también con la viveza criolla. Debemos entender que para construir un país en el que valga la pena vivir y por el que valga la pena sacrificarse es necesario que llegado el caso a quienes le corresponda realice ciertos sacrificios. Hoy en día la mayoría sólo se preocupa por lograr que le cobren la menor cantidad de impuestos y obtener las mayores ventajas aún a costa de perjudicar a otros, todos se sienten con derechos superiores y olvidan que somos parte de una misma nación. Con el tiempo hemos adquirido como sociedad los vicios de nuestros peores políticos, y en lugar de optar por un arduo camino a un futuro mejor, hipotecamos el presente en favor del beneficio personal y en favor de causas muertas. Estamos mal pero el problema es que estamos acostumbrados.
martes, 16 de abril de 2013
El fin de la república
Dentro de las películas que más me conmueven y de las que no me canso de ver una y otra vez está La República Perdida. Supongo (y espero) que los que tenemos de treinta i algo en adelante todos o casi todos la vimos; y que aquellos menores encuentren el tiempo para verla. En el filme queda más que claro que los intereses económicos, nacionales o extranjeros, y el ansia de poder corrompen a las clases gobernantes que en lugar de luchar por el bienestar del pueblo pactan la lenta destrucción de la Argentina. Un momento coincidente a lo largo de ambas películas es que cada vez que la república se pierde suena una melodía característica. Hoy al comenzar a escribir esta entrada en mi mente suena la misma música y casi puedo oír las palabras del relator:
“Así en abril del 2013 comenzó el último período de libertad en la Argentina. La democracia que había conseguido durar por 30 años con aciertos y fracasos estaba por fin condenada. Los jóvenes de los ’70 que supieron luchar contra la última dictadura militar se habían constituido en un gobierno que lentamente fue avasallando las instituciones. La acumulación del poder público no se dio esta vez en una persona sino en un grupo quienes tras la excusa de la reivindicación de los derechos humanos y la protección de los más débiles estaban sofocando lentamente la república y junto con ella comenzaba el avasallamiento de las libertades individuales.” Mientras el relator habla en off se pueden ver imágenes de Moreno con guantes de boxeo o participando de aprietes y manifestaciones. Luego pasa a las acaloradas sesiones con Larroque y Pichetto.
Lo que para algunos es una justa batalla contra los monopolios de medios es en realidad la descarada búsqueda por sofocar los medios de información. La información es poder y quien controla como y de qué nos informamos puede en cierto modo manejar la opinión. Está claro que la lógica del gobierno sobre los medios no es del todo correcto, ya que olvidan que los medios tienen tanto poder como su circulación. Y que por ello si no circulan (es decir nadie les cree) no tienen poder alguno para modificar la opinión pública. Sin embargo esto puede corregirse y cambiar al momento que el gobierno sofoque al último medio independiente, ya que si nadie dice otra cosa todos terminaremos creyendo que todo está bien (así funciona en los regímenes comunistas). De repente suena de nuevo la música de la república perdida y el relator dice:”Con la aplicación definitiva de la ley de medios y la ley anti terrorista el gobierno logra el control absoluto sobre los medios de comunicación. Pronto la intervención del grupo Clarín y de Editorial Perfil, marcaron a fuego los tiempos por venir. Con la caída de los medios independientes la opinión pública ya no tuvo medios de los cuales nutrirse y pronto las mentiras fueron convirtiéndose en la cruda realidad”.
Aunque muchos no lo sepan parte de la ley de medios regula y permite presionar al los proveedores de internet, en Argentina solo hay dos mayoristas Telefónica y Prima SA. (fibertel), ambos controlan las salidas de la internet del país al mundo y la mayor parte del tráfico interno. Se que no es fácil de ver pero piensen esto; si controlan a quienes ofrecen el servicio y a quienes transportan los datos, nada les impide por ejemplo intervenir (al estilo chino) o directamente dar de baja las redes sociales. No olvidemos que las últimas manifestaciones contra el gobierno se convocaron justamente por este medio, nuevamente la música y la voz del relator:”Luego de los medios independientes se perdió la libertad de expresión. El ataque contra las grandes empresas pronto se derivó en la presión sobre las personas. Una vez controlados todos los medios ya sólo quedaba terminar con las voces individuales; a través del control de internet se fueron callando a quienes desde su individualidad se atrevían a contradecir al gobierno. Pronto el pensamiento opositor quedaba restringido al ámbito interno de cada hogar y ya nadie se animaba expresarse en público”.
El domingo se pudo ver con claridad la ruta del dinero de la corrupción K, hoy muchos están esperanzados en que algo pueda cambiar y creen que la causa puede prosperar. Yo la verdad no lo creo así; la destrucción de la justicia independiente no es algo que se va a lograr con la demoKratización de la justicia; es tristemente algo que ya ha ocurrido. El disciplinamiento de la justicia se logró de un modo impensado (creo que ni siquiera fue a propósito). Se fue dando con la incorporación paulatina y sostenida de personal poco idóneo; ejemplo sobrado de ello son la procuradora actual (ni hablar del anterior) o jueces como el tristemente célebre Oyarbide. La justicia es deficiente porque como otros estamentos del estado se ha poblado de inútiles y deshonestos, proceso que no comenzó con este gobierno pero, sobre el cual la agencia de colocaciones La Campora ha tenido un papel fundamental. Es poco probable que algún juez se anime a tomar la causa, y en el poco caso que así ocurriera, de seguro el fiscal no va a encontrar las pruebas aunque las tuviera en su bolsillo. Jueces apretados, fiscales adoctrinados y un montón de ciudadanos esperando la justicia que no va a llegar ni para esto ni para ninguna otra causa contra este gobierno.
Se viene el final de la película y la música anticipa el final de La República Perdida 3, se ven de fondo las imágenes de las últimas manifestaciones contra el gobierno K. “La última llama de libertad se extinguía lentamente en la Argentina, las manifestaciones multitudinarias no sirvieron de nada. La justicia avasallada no tuvo los reflejos suficientes como para esquivar el embate. Las desmoronadas instituciones no soportaron el golpe, el parlamento ya no funcionaba y no tenía la capacidad de frenar al ejecutivo. El poder político copó todos los estamentos posibles del estado, el grupo que hacía años había sido perseguido comenzaba ahora a perseguir con mayor ferocidad aún. Unos meses más tarde y pese a las elecciones montadas la República se perdió para siempre.” El relator termina de hablar y la pantalla se pone negra.
Asistimos al fin de la República, es tarde, aún si pierden las elecciones debemos recordar que renuevan los diputados y cenadores de la elección que perdieron. Es decir que al menos que saquen menos del 30% de los votos habrán conseguido más votos que en el 2009, es decir que tendrán más dominio sobre el parlamento. Sumado a ello el copamiento de todas las instituciones da como resultado un estado rehén de un grupo que enarbolando las banderas de la justicia social y la reivindicación de los derechos humanos, se han constituido como una verdadera asociación ilícita a los fines de vaciar ya no solo el estado nacional sino todo recurso disponible. Los ciudadanos algunos por pasividad y otros por compromiso (clientelismo y conveniencia) hemos permitido que suceda; conjuntamente con una oposición que o bien por ineptitud o por convivencia han sido o bien partícipes necesarios o colaboradores directos. Asistimos al fin de la República que será recordado como nuestro legado.
viernes, 22 de marzo de 2013
Berreta
He estado tres veces comenzando esto y todas ellas pasaba algo que mejor esperar a ver como termina. La verdad es que ya tengo una idea de como termina, pero no se trata de eso esta entrada sino de nuestra evolución como sociedad. Se dice que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, sin embargo lo más correcto sería decir que: los pueblos tienen gobernantes que salen de ellos y por lo tanto son su reflejo. Mucho nos quejamos como conjunto que nuestros gobiernos son malos, deficientes, corruptos, inútiles, etc. Y sin embargo como individuos es muy raro que alguno intente participar para lograr un cambio. La verdad es que desde mi lugar y mi capacidad intenté, se de primera mano que los sistemas políticos están viciados y colmados de ineptos, sin embargo la libertad no se negocia. Mis intentos en la política han sido siempre infructuosos, queda claro que o bien no tengo las habilidades necesarios o mi costumbre de decir lo que pienso sin demasiado filtro no sirve en ese negocio. Como sea me queda la conciencia tranquila de que lo intenté y es probable que lo siga intentando.
Ahora a lo que realmente iba esta entrada. Nos quejamos mucho de nuestros gobernantes, pero como sociedad nos parecemos mucho a ellos. Queremos que las cosas salgan bien, pero no estamos dispuestos a pagar el costo que conlleva hacer las cosas bien. Queremos los resultados pero, no queremos pasar por el arduo proceso de obtenerlos, simplemente que todo esté arreglado ya. Si en conjunto obramos de esa manera es natural que nuestros representantes sigan esa idea, pues en definitiva son los elegidos de entre todos nosotros.
Estamos en un punto donde mucha gente depende de la ayuda social para subsistir y frente a ello tenemos dos posturas equivocadas. Primero creemos que el estado tiene la obligación de mantener a quienes no tienen recursos suficientes; lo cual es cierto a medias. El estado tiene la obligación de no dejar que sus ciudadanos mueran de hambre, pero de ahí a que se dedique a mantener a quienes si encuentran un trabajo lo devuelven, hay una significativa diferencia. El estado tiene la obligación de ayudar a los más necesitados y de proteger a los indefensos, sin embargo nuestra mentalidad berreta ha logrado crear una cultura del no trabajo. Damos planes para todo, desocupación, ocupación, hijos, casamiento, madre soltera. Mientras algunos se llenan la boca hablando de las virtudes del sistema, no son capaces de ver que el asistencialismo no nos lleva a ninguna parte; ya que vicia los recursos y no genera riqueza. Por otro lado está el clientelismo, que se encarga de mantener a los pobres en ese estado de indefensión y necesidad para ser susceptibles de la presión del puntero de turno; quien a cambio de unos votos simplemente promete dejarlos ahí metidos en el mismo lodo y siempre manosearlos. Que aquellos captados por ese sistema no vean lo que les están haciendo es hasta esperable pero, que algunos con cierto nivel de educación lo defiendan revela lo mal que estamos. Hoy para defender el modelo hay quienes sostienen que el clientelismo y el abuso de los pobres son en realidad un logro del modelo.
Resulta que nos llenamos la boca hablando de derechos humanos y por lo tanto jueces garantistas garantizan la libertad de los delincuentes en lugar de garantizar la seguridad de los demás ciudadanos. Hoy el control de la violencia social se ha confundido con el terrorismo de estado. Lo que lleva a que cuando alguien se le antoja quebrantar la paz social y ponernos en riesgo a todos el propio estado se ata las manos y se deja sin capacidad de maniobra. La protesta social debe ser respetada, pero la injusticia social no da derecho a romper todo. Pero claro cualquier intento de poner orden es “represión”. ¡No! Es orden, y como tal nos falta. Los defensores de la estupidez parecen olvidar que el estado surge de la necesidad de las sociedades de vivir en orden. Si dejamos que el caos nos invada llegaremos al punto de no tener ley. Ese momento al que llamamos comúnmente “la ley de la selva” aludiendo a que el poderoso domina a los débiles. La verdad es que creamos los estados para evitar justamente eso, el atropello del poderoso, sin embargo para eso hace falta tener ley y cumplirla. En estos momentos cuando quien ejerce el control del estado parece haber olvidado las leyes que ha sancionado, todo atropello parece posible. Tenemos un gobierno que se ríe de sus propias leyes, lucharon para lograr una ley de medios y resulta que ahora no la cumplen y por mucho que les pese el único que tiene permiso para no cumplirla es Clarín. Los demás incumplen la ley con la venia del comisario de turno quien inventa los más insólitos disparates para justificar lo que hace. De nuevo lo que marca nuestra decadencia como pueblo es el hecho de que haya quienes justifiquen que una ley (la de medios como cualquier otra) pueda ser interpretada de forma distinta según a quien se aplique, lo triste es que la constitución garantiza justamente lo contrario “Igualdad ante la ley”. Lo que esta manga de atrasados (se quedaron en los ’70) no ve es que la interpretación despareja de la ley trae inseguridad jurídica y es una constante en las dictaduras quienes interpretan distinto la ley según sea para un amigo o enemigo.
Siempre fuimos un país con mala memoria y cada 20 o 30 años repetíamos con sorpresa los mismo errores. Resulta que hoy ya ni siquiera nos funciona la memoria de corto plazo. Para citar un ejemplo cercano D’Elia ayer atacaba al Papa y hoy resulta que es el mejor del mundo. Si uno va al médico y cuando entra le dice que tiene una enfermedad y al salir le dice que tiene otra, lo más lógico sería cambiar de médico. Pues hoy los políticos dicen una cosa a la mañana, otra a la tarde y se contradicen a la noche y pese a toda lógica hay quienes los defienden con el mismo fervor en las tres ocasiones. Eso está fuera de todo análisis o bien hay un montón de cerebros lavados o bien perdimos la capacidad de pensar. No creo que nadie con un mínimo de capacidad para reflexionar pueda si quiera sostener la idea de apoyar a políticos como los nuestros, y lo hacemos sin ningún tipo de pudor. Ayer la Sra. de plaza de Mayo pensaba que el Papa por poco había sido parte de la junta militar y hoy resulta que descubrió su labor humanitaria; la verdad deberían llamarse a silencio y nosotros deberíamos recordarles que puede que parezcamos un poco pero la verdad, espero, no somos idiotas.
Nos toman el pelo, se nos ríen en la cara, nos roban y nos gusta, van por más y los dejamos venir por todo. Lo que más me indigna no es que lo hagan sino tener que soportar que haya quienes los defiendan. Escuchar y leer los disparates de los políticos ya es suficiente pero la verdad es que lo que cada vez se me hace más difícil de tragar son las pelotudeces de una manga de decebrados que repiten como loros. Nos acusan de repetir lo que dice Clarín (los huevos al plato me tienen con Clarín, yo leo Perfil la puta madre!). Y con tal de ser más kristinistas que Kristina se adelantan a lo que ella piensa y hacen pelotudeces como silbar al Papa en TeKnopolis; y encima uno tiene que soportar que en la cara te digan que están convencidos y que todo es por los derechos humanos. Tienen la cabeza quemada, el problema es que son cada vez más y por lo tanto cuando hablamos de nuestra sociedad ya debemos decir que todos estamos en un país berreta aunque nos duela.
[Espero que comprendan que el estilo de redacción no es tan pulido como en otras
entradas, pero la verdad que lo escribí muy caliente y quiero que el enojo se vea
reflejado en el texto.]
martes, 5 de marzo de 2013
Descubrimiento tardío
Siempre he creído que la racionalidad y la cordura tarde o temprano prevalecen; y que el sentido común a la larga nos despeja la vista de las distracciones de la tozudez y la irracionalidad. Durante varios días estuve dándole la vuelta a esta entrada que pensaba llamar algo así como: La gran conspiración. Porque estaba convencido de que había cierta información disponible en el seno del gobierno que guiaba su proceder, pero que permanecía oculta al pueblo y que ante la ausencia de este conocimiento el proceder de los K nos parecía cuando menos irracional. Sin embargo no es así, aunque si existe ese dato relevante, pero no es una certeza de cierto movimiento mundial o el conocimiento del futuro de la macroeconomía. Lo que el gobierno sabe va más allá de la economía o la geopolítica, no se trata de un acuerdo secreto con un socio misterioso que va a solucionarnos todos los problemas. Tampoco es el descubrimiento de un valioso recurso natural que llene las arcas menguadas del populismo. Lo que saben y con certeza es que ganaron.
Durante cierto tiempo he pensado que el objetivo tras los desvaríos presidenciales y los excesos del séquito real era promover un golpe para irse por la puerta grande y eludir todas sus responsabilidades con la excusa de que hubieran arreglado al país pero la derecha fascista no los dejó. La verdad tanto sencilla como cruel, ellos ganaron, lo saben y por ello no les importa pues ya no se los puede detener. Vinieron por todo y lo consiguieron.
Ahora ya no importa si son o no corruptos, no tiene sentido saber cuánto han robado, pues a la luz de la situación aún en el poco probable caso de que fueran juzgados ya no habrá justicia. Pronto la justicia será irremediablemente democratizada, lo cual no significa gobernada por el pueblo, sino que es un eufemismo para referirse a que será dominada por el poder político de turno (podrá cambiar el gobierno pero la independencia de la justicia la habremos perdido para siempre).
Lo que estuvo en juego fue el estado en sí mismo y lo regalamos, tarde haremos el descubrimiento de tal error. Enarbolados del facilismo y la envidia hemos permitido la destrucción de los valores que hacen grandes a las sociedades. Y los hemos reemplazado con la idea de “nivelar para abajo”, el que si yo no puedo entonces que nadie pueda y listo. Estamos convencidos como sociedad que el estado es quien tiene la obligación de mantener a quienes quedan excluidos del sistema en lugar de ser el garante de las condiciones para que no haya excluidos; conceptos casi diametralmente opuestos. El estado no debe ser una despensa de bienes hacia la población sino que tiene la obligación de promover las condiciones para que todos puedan sin excepción tener acceso a los bienes y servicios necesarios para desarrollarse en plenitud. Ahora es tarde cualquiera sin importar su situación se siente con derecho de reclamar al estado, alimentos, dinero o incluso una vivienda sin poner de su parte ni siquiera la contraprestación de unas horas de trabajo.
Sostenemos como sociedad que la represión en un acto vil y perverso, por lo tanto cualquiera que se considere con un motivo válido puede por lo tanto cortar las vías de comunicación a su antojo (siempre y cuando no esté en contra del gobierno nacional). Llegamos al punto donde los humanos con derechos son los delincuentes quienes merecen todo el respeto de la ley; mientras que los demás ciudadanos sólo tenemos el derecho de pedir morir rápido.
Vivimos en la realidad de que los servicios públicos no funcionan, y sin embargo parece que el gobierno que lleva 10 años en el poder los hubiera recibido ayer y a nadie parece importarle. Los funcionarios que robaron durante todos estos años están libres y saben que son impunes, pero no hacemos nada. Candidatos testimoniales, diputados por un día; violentos e irrespetuosos como legisladores pero, la tribuna aplaude. El congreso que debiera ser la casa del pueblo parece más bien el prostíbulo de la nación, dónde el dinero compra favores y las lealtades no están con la gente sino con quien tiene el poder.
Sin embargo nada importa, ya no hay 8N ni 7D; está hecho hoy la mayoría está con ellos y está bien. Aunque algunos crean que se pueden ganar las próximas elecciones de nada sirve, porque salvo que no se voten ni ellos mismos, no perderán porque por más mal que les valla van a renovar más bancas de las que tienen, porque la renovación corresponde a la elección que perdieron. Vinieron por todo y se lo dimos, pronto haremos el descubrimiento tardío de que lo primero que tomaron fue nuestro futuro y nuestra libertad.
viernes, 22 de febrero de 2013
Desdoblados
Lo que sigue aunque pueda parecerlo no es mayoritariamente sobre el gobierno sino más bien sobre sus seguidores, aunque también nos va a tocar un poco a nosotros los demás. Hay algo que siempre me ha sorprendido de los K y es su inmensa capacidad para justificar hasta lo más insólito y bizarro de las acciones del gobierno. Dicho así suena raro pero más adelante voy a citar algunos ejemplos que demuestran esta aseveración. Sin embargo también es cierto que en el hartazgo que produce la mentira permanente y la prepotencia como método de comunicación, hemos tal vez tomado ciertas actitudes propias de ellos.
En los últimos días se han sucedido ciertos fenómenos que sirven muy bien para explicar el desdoblamiento conceptual de los K. Comencemos pues con los escraches; tanto Boubou como Kicillof fueron víctimas de estas practicas más propias del 2002 (será que nos estamos dando cuanta que estamos aún ahí?). El vice debía pronunciar un discurso por el bicentenario de la batalla de San Lorenzo y seamos sinceros de fue por las ramas. Sin embargo eso no justifica la silbatina, como tampoco lo hace el hecho de que sea dueño de la fábrica de $; sin embargo sucedió. El otro ejemplo es el de Kicillof quien fuera abucheado mientras volvía de Uruguay junto a su familia, según dijeran en 678 fue un “brutal ataque”. La verdad sea dicha, de ataque nada, fue un mal rato seguramente, a nadie le debe caer muy bien que lo insulten y lo prepoteen de esa manera. Sin embargo si mal no recuerdo fue él quien dijo que a Techint habría que fundirlo; seamos honestos me parece más violento lo de Kicillof porque hace su aseveración desde un cargo en el estado. Sin embargo los que esta vez se rasgaron las vestiduras para defender al pobre vice ministro, cuando él fue el agresor lo aplaudieron. Es esta doble moral lo que me intriga, estamos hablando de lo mismo, de violencia, sin embargo parece que cuando proviene del estado es justificable.
Ahora un poco de lo que nos toca a nosotros, debo admitir que no me parecen bien los escraches, disfruté un poco cuando vi salir a Kicillof del barco. Y muy por el contrario no me pareció nada bien cuando al Dr. Nelson Castro le aplicaron el derecho de admisión en un bar. Esta doble moral se nos está pegando pues supongo que habrá muchos en mi situación. Que quede claro que no me estoy defendiendo ni justificando, es que en la vorágine del ataque permanente, del desprecio y la mentira tal vez se nos estén pegando las costumbres de nuestro adversario.
En una de sus editoriales Fontevecchia habla de cómo los mensajes contrarios al pensamiento propio no hace más que reforzarlo; lo que me sacudió bastante las ideas sobre todo aquellas que están relacionadas con el tema de esta entrada. Los invito a leer la nota pero, aunque es en realidad muy complejo, puede simplificarse de la siguiente manera: Cuando alguien lee información que coincide con su opinión no gasta energía analizándola, por el contrario cuando se lee algo contrario a lo que uno piensa se hacen mayores esfuerzos en la comprensión en un intento por refutar lo expuesto. Hoy en día parece que cada vez más unos y otros nos enfrascamos en nuestras posturas a favor y en contra sin mirar siquiera los argumentos que esgrime la otra parte.
Quienes estamos en la oposición no podemos dejar de notar la estrafalaria corrupción y la impresionante ineptitud del gobierno, sin embargo parecemos ciegos ante la idea de que no tenemos candidatos viables. Por su parte los K santifican al gobierno con la excusa de que todo lo malo es invento de Clarín; mientras que parecen ciegos ante la realidad.
Tenemos una sociedad desdoblada, nos han llevado a posiciones diametralmente opuestas, y sin embargo ninguna de ellas ofrece soluciones por sí sola. Tenemos un gobierno decadente, enfermo de poder y alejado de la gente; también tenemos una oposición que se preocupa más por conseguir un cargo que por gobernar desde el lugar que les toque. Hay una falta de representatividad aún peor que en el 2001 sin embargo la sociedad desdoblada no percibe el problema, porque es tanto propio como ajeno.
lunes, 28 de enero de 2013
Ragnarök
El ocaso de los dioses, ese tiempo mítico en el que aún los regentes de los cielos perecen y son reemplazados. En la mitología nórdica los hombres van al Valhalla cuando mueren heroicamente en combate. De igual manera sus dioses debían morir en épicas batallas, las cuales ya estaban predichas hasta en su desenlace. En estos relatos los héroes combaten a muerte con sus némesis y muchos perecen en la contienda. Es el final de todo, los dioses, la tierra, incluso el sol perecen; sin embargo esto genera un nuevo comienzo. A partir de la destrucción se ha de crear un mundo mejor.
Hace unos días leía un nota sobre el rumbo de la economía que se titulaba “el apocalipsis frío”. El apocalipsis cristiano es con fuego en los cielos y en la tierra, no así en las creencias nórdicas donde el fin viene precedido por el invierno de los inviernos. Ragnarök me parece que define mejor la situación, en el artículo hacía notar que estamos viviendo una situación que es peor a la del 2001 pero que, gracias a la super-soja y a un mundo favorable, lo estamos viendo en cámara lenta, como congelado.
En lo personal lo veo distinto, ya que al igual que los dioses de Asgard el gobierno se ensaña en una épica que no puede ganar, es su destino y no parece posible el cambio. En los primeros años de este proceso se ajustaron la variables que nos habían llevado al caos, y a costa de dejar a muchos ciudadanos fuera del sistema, se logró incluir al país en un modelo productivo y exportador que nos llenó de divisas. Al principio este excedente de dinero se utilizó correctamente en donde más hacía falta: los expulsados del sistema. Mediante planes de mayor alcance y una mejora en los niveles de la asistencia social se logró mantener una cierta calma mientras el país se ponía nuevamente en marcha.
Con un crecimiento a tasas chinas durante la primera parte de la década fue fácil incentivar el mercado interno inundando el sistema con dinero del estado a través de los planes sociales. Por otro lado se utilizaban los subsidios a las tarifas y servicios públicos para mantener alto el poder adquisitivo de la clase media. Teniendo la situación de las clases bajas controlada y subsidiando a la clase media era el momento de realizar la segunda parte del plan que consistiría en crear fuentes de trabajo genuino que permitieran que el estado lentamente disminuyera su participación. Ya que los fondos necesarios para la asistencia social fueron tan altos que terminaron drenando presupuestos de otras áreas.
Sobre el 2007 la inflación que se había planchado en no más de 5% anual comenzaba a trepar. Los sindicatos que todavía eran aliados del gobierno utilizaban su situación de amistad con el estado para obtener aumentos en algunos casos muy altos. Esto generó una primera rampa para la inflación, ya que, los empresarios debían ceder a la presión sindical (que llevaba al gobierno como respaldo) y otorgar los aumentos, a la vez que obtenían la autorización del estado para aumentar los precios. Esta situación se mantuvo hasta ahora donde como respuesta a un aumento de salarios tenemos un traslado inmediato y correspondiente de los precios finales.
El mundo cambia y a veces parece que no lo notamos. Las economías de la región hace unos años comenzaron a cuidar la relación del valor de sus monedas con el dólar. Esto les permite mantener la competitividad a la vez que acumulan reservas. Nuestro populismo barato no permite un dólar alto por los malos recuerdos que eso acarrea y para no dar una sensación de que la economía no va bien. Conjuntamente el gasto público aumentó junto con el superavit fiscal, pero no descendió cuando este lo hizo sino, todo lo contrario. El atraso cambiario, y el aumento del déficit fiscal, junto con una expansión monetaria nos han llevado a una situación con el dólar donde la paridad ya no es 1 a 1, sino que sería más bien 0,8 a 1. Es decir que aunque el precio oficial de dólar es mayor que en los 90 en realidad teniendo en cuenta el poder adquisitivo y valores relativos, hoy el dólar a 4,9 es más barato que cuando costaba 1.
Aumento de los costos de producción, disminución de subsidios a la producción, aumento en la emisión monetaria, disminución de las reservas y por sobre todas ellas desconfianza. El manejo es caótico, no parece haber un eje conductor que guíe las decisiones del gobierno. Por un lado parecen dar golpes en la oscuridad, lo que se ve muy claro en la política monetaria, donde hay cuatro funcionarios pujando por el poder: Lorenzino, Marcó del Pont, Kicillof y Moreno (el jefe). Estos cuatro protagonizan una borda comedia cada vez que hay que resolver algún problema trascendental, todos intentan solucionar el problema (para atribuirse el logro con Kristina) y en su pelea se estorban, casi como un capítulo de los tres chiflados, aunque son cuatro los nuestros. Hasta ahora la toma de medidas antagónicas sobre un mismo tema sólo ha demostrado que sirve para empeorar las cosas.
De todas formas el juego de los superministros superpuestos (no recuerdo bien si era o no separado) no es la principal causa de desconfianza. La realidad es que si los argentinos, algunos al menos, confiamos poco en el modelo; los capitales extranjeros confían menos aún. Lo cual es lo más lógico, si uno trae su dinero al país y lo invierte lo único que espera es que pasado cierto tiempo pueda retirar hacia su propio país los frutos económicos de dicha inversión (aunque les pese a los K así funciona el mundo). Sin embargo no es así en la Argentina donde por el momento no se pueden girar utilidades al exterior. Otra es que si se quieren montar fábricas en el país, estas deben exportar algo para poder importar los componentes que no se puedan producir de forma local, puede que no lo parezca pero la lista de cosas que no se pueden producir en Argentina es enorme, y no porque tengamos algún problema sino porque no es rentable.
A la presidente y sus funcionarios parece que se les ha olvidado que vivimos en un mundo globalizado, que si bien este sistema puede ser mejorado está ahí para quedarse y por lo tanto tenemos fronteras no muros. No podemos vivir ajenos al mundo. Los funcionarios corruptos, incompetentes o una combinación de ambos; no pueden nunca producir resultados eficientes. En la medida que las políticas de estado estén en manos de gente poco idónea los resultados serán los mismo. Estamos de frente al abismo caminando hacia el, pensando que el resultado será distinto, pero no, vamos a caer no importa cuánto queramos creer que es una ilusión o una impostura de un poder mayor, es real. Luego de la destrucción siempre viene una reconstrucción nada termina para siempre, pero incluso los dioses inmortales tienen un final inexorable, la caída de lo establecido, Ragnarök.
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