La Rosa Blanca fue un grupo de resistencia organizado en la Alemania nazi, que abogaba por la resistencia no violenta contra el régimen. Hoy la resistencia es contra la supremacía ideológica, aquellos que se sienten con un derecho a imponer su criterio sin tener en cuenta el bienestar y el progreso de la sociedad. Contra aquellos que anteponen intereses personales o partidarios ante los de la nación o la república. Enfrentar la violencia con sabiduría, Rosa Blanca Resistencia Pacífica.
martes, 5 de marzo de 2013
Descubrimiento tardío
Siempre he creído que la racionalidad y la cordura tarde o temprano prevalecen; y que el sentido común a la larga nos despeja la vista de las distracciones de la tozudez y la irracionalidad. Durante varios días estuve dándole la vuelta a esta entrada que pensaba llamar algo así como: La gran conspiración. Porque estaba convencido de que había cierta información disponible en el seno del gobierno que guiaba su proceder, pero que permanecía oculta al pueblo y que ante la ausencia de este conocimiento el proceder de los K nos parecía cuando menos irracional. Sin embargo no es así, aunque si existe ese dato relevante, pero no es una certeza de cierto movimiento mundial o el conocimiento del futuro de la macroeconomía. Lo que el gobierno sabe va más allá de la economía o la geopolítica, no se trata de un acuerdo secreto con un socio misterioso que va a solucionarnos todos los problemas. Tampoco es el descubrimiento de un valioso recurso natural que llene las arcas menguadas del populismo. Lo que saben y con certeza es que ganaron.
Durante cierto tiempo he pensado que el objetivo tras los desvaríos presidenciales y los excesos del séquito real era promover un golpe para irse por la puerta grande y eludir todas sus responsabilidades con la excusa de que hubieran arreglado al país pero la derecha fascista no los dejó. La verdad tanto sencilla como cruel, ellos ganaron, lo saben y por ello no les importa pues ya no se los puede detener. Vinieron por todo y lo consiguieron.
Ahora ya no importa si son o no corruptos, no tiene sentido saber cuánto han robado, pues a la luz de la situación aún en el poco probable caso de que fueran juzgados ya no habrá justicia. Pronto la justicia será irremediablemente democratizada, lo cual no significa gobernada por el pueblo, sino que es un eufemismo para referirse a que será dominada por el poder político de turno (podrá cambiar el gobierno pero la independencia de la justicia la habremos perdido para siempre).
Lo que estuvo en juego fue el estado en sí mismo y lo regalamos, tarde haremos el descubrimiento de tal error. Enarbolados del facilismo y la envidia hemos permitido la destrucción de los valores que hacen grandes a las sociedades. Y los hemos reemplazado con la idea de “nivelar para abajo”, el que si yo no puedo entonces que nadie pueda y listo. Estamos convencidos como sociedad que el estado es quien tiene la obligación de mantener a quienes quedan excluidos del sistema en lugar de ser el garante de las condiciones para que no haya excluidos; conceptos casi diametralmente opuestos. El estado no debe ser una despensa de bienes hacia la población sino que tiene la obligación de promover las condiciones para que todos puedan sin excepción tener acceso a los bienes y servicios necesarios para desarrollarse en plenitud. Ahora es tarde cualquiera sin importar su situación se siente con derecho de reclamar al estado, alimentos, dinero o incluso una vivienda sin poner de su parte ni siquiera la contraprestación de unas horas de trabajo.
Sostenemos como sociedad que la represión en un acto vil y perverso, por lo tanto cualquiera que se considere con un motivo válido puede por lo tanto cortar las vías de comunicación a su antojo (siempre y cuando no esté en contra del gobierno nacional). Llegamos al punto donde los humanos con derechos son los delincuentes quienes merecen todo el respeto de la ley; mientras que los demás ciudadanos sólo tenemos el derecho de pedir morir rápido.
Vivimos en la realidad de que los servicios públicos no funcionan, y sin embargo parece que el gobierno que lleva 10 años en el poder los hubiera recibido ayer y a nadie parece importarle. Los funcionarios que robaron durante todos estos años están libres y saben que son impunes, pero no hacemos nada. Candidatos testimoniales, diputados por un día; violentos e irrespetuosos como legisladores pero, la tribuna aplaude. El congreso que debiera ser la casa del pueblo parece más bien el prostíbulo de la nación, dónde el dinero compra favores y las lealtades no están con la gente sino con quien tiene el poder.
Sin embargo nada importa, ya no hay 8N ni 7D; está hecho hoy la mayoría está con ellos y está bien. Aunque algunos crean que se pueden ganar las próximas elecciones de nada sirve, porque salvo que no se voten ni ellos mismos, no perderán porque por más mal que les valla van a renovar más bancas de las que tienen, porque la renovación corresponde a la elección que perdieron. Vinieron por todo y se lo dimos, pronto haremos el descubrimiento tardío de que lo primero que tomaron fue nuestro futuro y nuestra libertad.
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