viernes, 21 de septiembre de 2012

Apoyados


Voy a tomar prestada la curiosidad de Marcelo Longobardi, quien hoy a la mañana se preguntaba por qué hay quienes apoyan el modelo K cuando es más que evidente que no creen en él. Esto surgió por el caso de Julio Pereyra quien no sólo consigue dólares sino que se fue en primera clase a Disney a gastarlos. Lo que se preguntaba Longobardi resulta bastante evidente, pues no hay que ser muy sagaz para notar que la conducta del intendente no está digamos, alineada con el modelo. O por lo menos con lo que se predica desde el gobierno, que pasó sino con aquello de que: preferimos que pasen las vacaciones acá. Dos cosas llamativas antes de seguir con el verdadero punto de esto. Primero de dónde sacan los dólares, es decir pareciera que los funcionarios consiguen divisas de un modo más sencillo que el resto de nosotros, tal vez si hubiera justicia alguien debería investigar sobre ello. Por otro lado el hecho de que hacen lo opuesto a lo que predican.
Sin embargo este post no es sobre los políticos sino sobre nosotros como sociedad. Que un funcionario diga una cosa y haga otra no es de extrañar en este país; lo que me resulta difícil comprender son los argumentos con los que la gente común los defiende. Es decir, que hay quienes justifican que quienes nos dicen que pasemos el verano en el país, pueden, sin ningún conflicto moral irse del país y gastar sumas obscenas en pasajes aéreos. Si no hay dólares que no los haya para nadie; resulta que quienes pregonan la igualdad resulta que en la practica son más iguales que el resto, y parte de ese resto los aplaude por ser más iguales.
Uno de los elementos que no puede faltar para lograr igualdad y justicia social es la salud. Pues bien citemos el ejemplo de la presidente. Cuando su hijo sufrió una lesión en la rodilla se lo trasladó en el avión presidencial a Buenos Aires. Ahora bien, Se utilizaron los recursos del estado para trasladar a un civil, adulto, y con abundantes recursos económicos. Lo que quiero decir es que se gastó dinero del estado en alguien que no lo necesita, con ese dinero se podría haber hecho bastante ayuda social. Más allá de la anécdota no esto lo que me interesa recordar de este hecho; una vez trasladado se lo atendió en una clínica privada y no precisamente una económica. La igualdad significa justamente eso que seamos iguales, que tengamos iguales oportunidades. 
Resulta desagradable escuchar hablar de justicia social y redistribución del ingreso a gente que se atiende en sanatorios caros; en lugar de eso deberían atenderse en los hospitales públicos y tener el mismo trato que el resto de los ciudadanos. Porque el mensaje que dan en confuso, porque nos dicen por un lado que la salud pública es buena para nosotros, pero resulta que no es lo suficientemente buena para ellos. Siguiendo con la salud, quiero creer que al menos uno de los asesores de temas de salud del gobierno es medico; no lo parece, pero espero que lo sea. Digo esto porque cualquier profesional de la salud sabe que no puede hacerse medicina sin los insumos necesarios. Da la casualidad que muchos de esos insumos son importados, algunos con tiempo e inversión pueden producirse en el país, otros no. El discurso del gobierno puedo entenderlo, lo que no puedo entender es cómo hay quienes pueden decir que está bien la afectación de las importaciones de insumos médicos; porque en definitiva eso afecta a su propia salud. Es decir que aplauden que se les brinde una salud de menor calidad, mientras que quienes lo provocan acceden a una atención de privilegio en clínicas privadas.
En lo personal no tengo la capacidad económica de ahorrar ya sea en pesos o en dólares. Sin embargo si pudiera quisiera poder elegir en qué moneda hacerlo. La actitud de quienes defienden el cepo cambiario me recuerda a chicos peleando por un juguete; y que en la pelea prefieren que les quiten el juguete antes que el otro lo tenga. Es la misma situación, se puede ver a muchos que como no pueden ellos acceder a los dólares se alegran y festejan de que otros tampoco puedan. 
Podría seguir con varios ejemplos en los que el gobierno predica con la palabra lo contrario de lo que demuestra con los hechos. Mientras tanto un grupo de la sociedad apoya las medidas negándose a ver que ese gobierno al que tanto defienden no puede mantener su discurso cuando se muestran sus verdaderos hechos. No lo sé con certeza pero creo que es posible que más de uno se caiga cuando ceda aquello en lo que están apoyados.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Despectivo


No sería correcto decir que fue gracias a Lanata, aunque sí es cierto que lo puso en boca de todos, pero es real que la noción de que vamos camino a Venezuela es cada vez más tenida en cuenta. En mi opinión es un viaje de tres etapas: Venezuela, Cuba, Corea del Norte. Reconozco que suena fatalista y tal vez lo sea (no veo muchos indicios en la tendencia de la mayoría que indiquen otra cosa). 
Es evidente que al igual que en ambos ejemplos caribeños nuestros hemos sufrido en este último tiempo un proceso de acostumbramiento que nos ha hecho pasar por alto muchas actitudes de nuestros gobernantes. Es bastante notorio el uso de la AFIP como una seudogestapo que persigue a los críticos del modelo, al igual que en Venezuela, el aparato del gobierno persigue y amenaza a quienes se atreven a pensar distinto. Estamos lejos aún y por suerte de Cuba y Corea donde los opositores además son encarcelados o incluso fusilados; pero a este ritmo quién sabe si no llegaremos en un futuro cercano. Es decir, cada día nos cercenan un poquito más la libertad y a nadie parece importarle o preocuparle. Los funcionarios del gobierno amenazan por televisión abierta a los opositores y a los empresarios, sin embargo nadie parece preocupado. La presidente dice que a ella hay que temerle un poquito y todos aplauden, aplauden tener miedo, a eso hemos llegado, al sinceramiento del masoquismo: Aplaudimos tener miedo.
Las ideas no se matan pero las mentes se educan, ya son al menos tres generaciones a las que les han hecho creer que es el estado el que debe mantenerlos y algunos nunca vieron otra cosa. En estas mentes la idea de perder alguna libertades no es nada comparado con la promesa de una ayuda. ¿Qué interés puede tener un joven de una villa por el cupo en dólares de las tarjetas de crédito, si no tiene el pan para mañana y debe esperar la ayuda del estado, cada vez más ausente? Sin embargo ellos no son el problema son las víctimas; los culpables somos nosotros, aquellos que hemos tenido la suerte de tener un estudio, aquellos que damos por sentado la cena de hoy a la noche, aquellos para los que un anhelo es un viaje al exterior o un costoso gadget. Somos nosotros los responsables porque sabemos lo que hacemos y lo que elegimos, y de aquellas cosas que preferimos no ver y que tapamos con ideales que resultan vacíos a la luz del engaño y la corrupción.
¿Podemos culpar a un chico de 16 años por querer votar a quien le regala ese derecho y una netbook? No! Pero sí al senador que le ofrece el regalo a cambio de su ignorancia, si podemos culpar al gobernante que busca aprovecharse de los que menos tienen subyugándolos de ellos a través del clientelismo perverso. El problema no es que los chicos voten o no, sino la perdida de ese código por el cual se los mantenía al margen. Las pasiones en los jóvenes (me considero un joven en retirada) son siempre más intensas que en los adultos. Cuánto más chicos más respondemos a nuestras pasiones viscerales y menos a la reflexión, nadie puede juzgar a los chicos que quieran votar pero, si se debe ser implacable con aquél que fingiendo preocupación y bajo el manto de acercarles derechos los arrea a una posición o a otra. Son adultos los que buscan en los jóvenes el sustento electoral que les falta en otro lado, y son estos adultos quienes deben ser temidos, porque si no tienen suficientes escrúpulos como para respetar a los chicos, no los tendrán tampoco para otras cosas.
Es nuestra culpa habernos acostumbrado a tener jueces y gobernantes corruptos. Somos nosotros el pueblo adormecido los que soportamos demasiado en silencio los abusos de aquellos en quienes delegamos la responsabilidad de guiar nuestros destinos. Si aquellos quienes no han tenido la suerte (aunque es en realidad un derecho) de haber tenido una buena educación, son arrastrados con promesas falsas no se los puede culpar. Sin embargo a nosotros los que sí tuvimos ese privilegio se nos puede culpar por esas acciones. Que alguien en una villa vote al gobierno por la promesa de casa y comida no es nada comparada con que alguien educado los vote por la promesa de los derechos humanos y la lucha contra el capitalismo extranjero. La verdad es que el capitalismo no es lo que ha fallado en el mundo, grandes países son capitalistas o socialistas lo que los hace grandes no es la derecha o la izquierda sino la honestidad de sus gobernantes y la voluntad de trabajo de su gente. Nosotros lamentablemente hemos perdido ambas y por ello no debe sorprendernos la situación en la que nos encontramos ni el futuro que nos acecha.
El problema no es que al permitirle a la Presidente robarnos de a poco nuestras libertades nos estemos convirtiendo en una mala copia de Venezuela. Sino que nuestra pasividad ante el odio, la mentira y la corrupción nos están convirtiendo en una versión devastada, humillada y denigrada de nosotros mismos una verdadera Argenzuela.

martes, 4 de septiembre de 2012

Delirio


“Estado de alteración mental, generalmente provocado por una enfermedad o un trastorno, en el que se produce una gran excitación e intranquilidad, desorden de las ideas y alucinaciones” La verdad es que delirio define bastante bien el estado general del gobierno y sus miembros. Digo, no hay que ser una mente brillante o un sabio para notar cuánto delirio rige nuestros destinos hoy. Cualquiera que escuche por ejemplo los reportajes a los involucrados en el paro del subte puede ver que en realidad por ejemplo los metrodelegados no tienen muy claro cuál es el verdadero motivo por el que mantienen la medida de fuerza. De igual modo los políticos no parecen tener muy claro por qué no les deben dar lo que piden, o si ya se lo dieron y los gremialistas agregaron nuevas exigencias al menú. En este “estado” en el que todos hablan y nadie se escucha es posible oír las más inverosímiles explicaciones a fenómenos inexplicables. Yo entiendo la pasión que se ve en los hinchas de fútbol, ahora de ahí a decir que los barras son fervorosos simpatizantes hay una gran diferencia. Cuando hablamos de barras nos referimos a delincuentes que copan las canchas y privan a los demás del deporte; sin embargo para nuestra presidente son sanas personas que cantan y por mantener alto el nivel del aliento a equipo se pierden el partido.
Cualquiera puede darse cuenta que es importante reeducar y reinsertar a los delincuentes; pero la forma, el tiempo y el alcance de esto es discutible. Es decir que un reo alcance un beneficio cuando ya ha cumplido gran parte de su condena y ha demostrado que es digno de la confianza que en él se deposita, es lo más lógico. Ahora que alguien que recién ha entrado en el sistema penitenciario ya consiga salidas es ridículo. El proceso de reformar a un delincuente no puede tomarse tan a la ligera, porque sino se está denigrando al proceso y puede que un día se termine por pensar que nadie merece una segunda oportunidad. Un juez que autoriza una salida de alguien que recién ha sido encarcelado y más aún si lo hace sin conocer a fondo la situación y la conducta del reo está cometiendo mala praxis, porque es negligente. No se está preocupando ni por el preso ni por el resto de nosotros y debería ser juzgado y condenado. Cuando un juez deja salir a un asesino o un violador que no está aún rehabilitado nos pone en peligro a todos incluyendo al delincuente, pues le sirve en bandeja la posibilidad de reincidir, eso no es preocuparse por los derechos humanos eso es estupidez con cargo en la función pública.
Ilusión, ver o no ver (querer ver) el oficialismo se ufana de su lucha contra los monopolios de medios, contra la concentración de la opinión y sin embargo en su construcción de poder han aglutinado más medios que ningún otro gobierno o empresa. El detalle es que quien compra elige y es por eso que los medios no oficiales superan por amplio margen la circulación de los oficiales; si el diario no me gusta no lo compro, si el programa me miente cambio de canal. En su lógica de fantasía si logran copar todos los medios van a lograr que sólo consumamos su opinión, sin embargo lo mas probable es un apagón masivo. Por otro lado es descarado que quien vehementemente defiende la ley de medios lo haga incumpliéndola al hacer abuso de la cadena nacional. Es decir la presidente le pide a Clarín que cumpla la ley que ella esta violando. Además no queda claro si el cumplimiento de la ley de medios será universal (como corresponde) o si sólo se aplicará a los opositores (como es probable).
Pero tal vez el mayor delirio no sea del gobierno sino nuestro, al creer y aceptar que este embrollo de medidas caóticas, desmesuradas, desenfocadas y arbitrarias que se nos presenta como “el modelo” puede llevar a una mayor justicia social y a un más integrado. La verdad es que el odio genera odio, este gobierno no busca integrarnos sino imponernos su pensamiento. Buscar la justicia es esencial para cualquier sociedad, pero no es verdaderamente justicia cuándo es sólo para algunos. Los crímenes contra la humanidad deben ser juzgados así como también los delitos de corrupción de hoy. No es justicia si se manosea. En palabras de Tato Bores “Desgraciada la generación cuyos jueces merecen ser juzgados”. Algunos prefieren ver sólo su bonanza personal ignorando la desenfrenada corrupción, pero han de saber que eso que se roba falta de algún lado, y que cuando no quede más para saquear nos van a incautar con fines patrióticos una vez más. Mientras tanto seguimos delirando si es de izquierda o de derecha.