El doble discurso es una costumbre nacional que ya es casi una tradición en ciertos ámbitos, como la política o la dirigencia empresarial. Son muy numerosos los casos dónde se proclama una cosa y se hace otra (en algunos casos lo exactamente opuesto). Cómo olvidar por ejemplo el “salariazo y la revolución productiva” que en realidad significaron destrucción del salario y de la producción nacional; o “felices pascuas la casa está en orden” y a había de todo menos orden en el país. Pareciera que ya se ha convertido en una costumbre decir en público una cosa y hacer luego otra. Quizás sea por eso que como sociedad sentimos cada vez menos rechazo por tal practica; no debe haber muchas sociedades con nuestra capacidad de absorber las mentiras fabricándoles excusas y racionalizaciones.
Hoy puedo repartir para todos lados pero, para no perder la costumbre comencemos con el gobierno. No hace tanto tiempo Moyano era un héroe defensor de los trabajadores, que apoyaba al modelo. Es más cuando bloqueaba la salida del diario La Nación casi fue ascendido al estatus de prócer, una especie de Sargento Cabral que salvaba al gobierno de un feroz ataque del enemigo corporativo. Hoy es sin embargo un enemigo destituyente y golpista; un cipayo de la “corpo” porque reclama algo que debo reconocer es justo, aunque no comparto el método. Si se produce un tremendo corte de calles en capital y es en contra de Macri los voceros oficiales señalan que son ciudadanos ejerciendo un justo reclamo; pero cuando es contra el régimen K los mismos comunicadores salen a decir que se está vulnerando el derecho a la libre circulación y que se intenta generar un estado de descontento social. ¿En qué quedamos? ¿Es un reclamo justo o un avasallamiento de derechos? Si paran los maestros resulta que son “vagos que no quieren trabajar y pretenden que les paguen por hacer nada”, pero si los alumnos toman los colegios de capital resulta que nos están dando una lección de civismo. Para este gobierno cuando alguien corta una ruta en solidaridad con el modelo es bienvenido pero cuando es contra el modelo es un apriete. La realidad es que los cortes siempre están mal, porque siempre nos vulneran el derecho a la circulación. Quienes protestan deberían tratar de entender la situación de los demás y los demás deberíamos mostrar más solidaridad con quien tiene un reclamo. Uno de los errores más graves, a mi criterio, es que cuando un sindicato o un sector decreta un paro obliga a todos, afiliados y no afiliados, a acatarlo. En lo personal creo que está mal ya que se garantiza el derecho a huelga pero no el derecho a no participar de ella. Si hay paro de camioneros como el otro día se debe garantizar que puedan ejercer su derecho constitucional sin sufrir represalia o represión alguna, pero también se debe garantizar que si un transportista no está afiliado y desea trabajar pueda hacerlo; cosa que jamás pasa, pobre del que intente salir en un paro, lo hacen al espiedo con camión y todo.
Otra del doble discurso es por ejemplo los jubilados, resulta que no hay plata para pagar el 82% móvil, pero el ANSES tiene plata para el fútbol para todos, el TC para todos, LCD para todos; a veces me pregunto si no es que ellos tienen lsd para todos. Parece un chiste pero es cierto según este gobierno el ANSES tiene plata para casi todos, desde financiar viviendas hasta financiar el entretenimiento nacional y popular, pero no tiene fondos suficientes para pagar las jubilaciones como corresponden ni para pagar los juicios por reajuste. Ahora lanzaron la “Tarjeta Argenta” la tarjeta para la Moni Argento que todos llevamos dentro. Es algo complicado pero voy a tratar de explicarlo, para evitar que los pobres jubilados caigan presas de usureros el estado les da esta tarjeta para que puedan obtener prestamos y comprar en cuotas. El dinero sale del ANSES (si el que se supone no tiene plata), es decir que les van a prestar a los jubilados su propia plata, pero les van a cobrar intereses por ello, sin embargo cómo los intereses son menores que la inflación el rendimiento es negativo por lo que van a perder plata; dicho de otra forma les cobran por prestarse su propia plata, pero de todas formas pierden plata. Si definitivamente lsd para todos.
Por último y para no caer yo en el doble discurso una de los míos. La UCR se suponía iba a celebrar internas en la provincia de Buenos Aires el fin de semana próximo pasado, cosa que no ocurrió. Esto se debió a que se impugnaron los padrones, lo cual es bastante lógico ya que en 15 días aparecieron cerca de noventa mil nuevos afiliados. Sería una noticia extraordinaria, porque creo que semejante caudal de nuevos afiliados en tan poco tiempo no se ha dado nunca y sería probablemente un nuevo record mundial. Es indignante porque muestra que ni siquiera somos capaces de organizar nuestra propia interna, es una lastima que el partido que enarbola las banderas de la honestidad y decencia manche su prestigio con una maniobra tan burda. Sin embargo lo que más me irritó fue anterior, ya el miércoles en un programa de TN en una entrevista a dos intendentes radicales (uno de cada lista) cuando uno de ellos mencionó el hecho de que posiblemente se impugnaran los padrones el otro contestó: “Estos trapitos habia que lavarlos en casa, esto no tenía que hacerse público”. Lo único que debió hacerse público es la renuncia de semejante engendro; todavía no salgo de mi estupor frente a la frase, es que no puedo entender cómo vamos a dar una imagen de honestidad si en público decimos que debemos mantener en secreto nuestras miserias. Lo que debió haber sucedido es que se investigue quién es el responsable de la manipulación viciosa de los padrones y se lo suspenda de por vida del partido. Si pretendemos recuperar algo del orgullo de ser radical lo primero que tenemos que hacer es sacarnos de encima a las lacras, las que comenten las irregularidades y los retrógrados que prefieren ocultar nuestras miserias en lugar de solucionarlas. Se me saltó la chaveta, ya lo sé, pero es que, con qué autoridad moral vamos a criticar a este gobierno si puertas adentro demostramos ser iguales.
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Argenta la tarjeta que lanza el gobierno con la seguridad de que somos todos unos reverendos "Moni Argento" |