jueves, 18 de junio de 2015

El camino de Francisco

San Francisco fue un revolucionario en su tiempo. En una época en la cual la Iglesia acumulaba poder y riquezas, predicó la pobreza y austeridad. Es difícil imaginarse lo complejo de la tarea sin embargo a ello se dedicó. Podríamos resumir la historia más o menos así: Francisco era el hijo de un comerciante adinerado que cuando estaba camino a la guerra Dios le encarga que reconstruya su Iglesia. Al principio Francisco lo toma como la misión de reparar el templo que estaba en ruinas, pero al final termina comprendiendo que se trataba de algo más. Su misión no era con el edificio sino con las personas. El mensaje de Cristo es claro en cuanto a la austeridad, también con respecto a la conversión de los infieles y la posibilidad de los delincuentes de enmendar sus errores. El perdón es clave en la doctrina católica. 
Antes de continuar debo aclarar que aunque antes fui católico actualmente soy agnóstico. Los motivos son varios y no fue una decisión única sino más bien un proceso que me llevó mucho tiempo y reflexión. De la misma forma debo aclarar que tengo un profundo respeto por la Iglesia Católica y por la figura del Papa. Creo que la obra de la Iglesia compensa sus falencias que como toda institución humana posee. Entraría en más detalles pero creo que es mejor dejar eso para otra entrada.
Las palabras no pueden describir la felicidad cuando oí el anuncio de que el Papa era argentino incluso más cuando había elegido mi nombre, no por mí sino por lo que significaba. Como dije San Francisco luchó contra la corrupción de la Iglesia, contra los poderosos que robaban la Palabra para su beneficio. Fue un momento de ilusión, imagínense las posibilidades de un aparato de obra como la Iglesia Católica puesta al servicio de los pobres. No es que antes no se preocuparan, pero al ser pontífice un cura que solía ir a tomar mate a las villas; las posibilidades eran más que prometedoras. Tal vez no como mucha gente pensara, vender patrimonio de la Iglesia para dar el dinero a los pobres. Lo que suponía era una lucha para que los gobiernos dejen de esconder la pobreza y comenzaran a tomar medidas reales, no solo en los afiches. Me ilusionaba tanto que hasta esperaba fuertes declaraciones en contra la corrupción estructural, la lucha para que todas las dictaduras encubiertas o no, regresaran a formas democráticas y libres.
Cuando los anuncios solo incluían temas como la lucha contra la pedofilia (que era un gran tópico pendiente) o la reestructuración de la banca del Vaticano, me ilusionaba creyendo que ya llegaría el momento. En un principio cuando recibía a los poderosos y las celebridades, me conformaba creyendo que estaba fortaleciendo su posición para poder hacer aquellos cambios que se esperaban de un Francisco, que necesitaba hacerse más público y más cercano a todos para que su mensaje fuera universal. 
Maldita la relatividad que distorsiona la realidad de acuerdo al observador. Cada vez más celebridades  frívolas y más políticos cuestionables, los anuncios no llegaban. El reto público a quienes se enriquecen a costa del estado y fomentan el hambre y la ignorancia para enquistarse en el poder, no llegaba. Tampoco llegaban las medidas revolucionarias, no llegaba nada. Los mensajes se volvieron para las cámaras no para los afligidos. Llevar el anillo del pescador debe ser una carga realmente muy pesada, pero parece difícil que pueda poner al observador en una posición tan alejada que no pueda ver todo esto.
Pronto comenzaron las fotos con todos los emisarios del FPV, la ilusión tal vez la esperanza me hacía creer que los recibía y en privado (porque nunca en público) el Papa los reprendía por sus actos y les aconsejaba con la sabiduría propia del que tiende los puentes. Esperaba que el Papa que viajaba en colectivo les dijera a los opulentos del poder que había que terminar con el robo de la república y el saqueo del estado. Pero no. Y ya no fueron solo los argentinos. Comenzaban a desfilar los déspotas y las causas por la paz se diluían en la pasarela del poder. El mensaje de una Iglesia para los pobres se descafeinaba y edulcoraba con cada nuevo político o presidente de políticas al menos cuestionables.
Al final una paloma trajo una ramita de olivo. El Papa dijo que le molestaba que usaran su imagen para campañas políticas. Pero no era la paloma de la paz, era un pichón para tiro, y le tiraron. Al final solo unas horas después de esa frase ya se reunía con el siguiente de la fila de los corruptos. Maduro, Putin y tantos otros, el Papa puede recibirlos, pero al no hacer ni siquiera una ligera llamada de atención hacia lo que hacen logra un efecto de apoyo y apología. El Papa puede recibir (aunque al final se excusó) a personajes como Maduro, pero no recibe a quienes hacen huelga de hambre por la liberación de los presos políticos en Venezuela. Cuesta creerlo pero, de nuevo, desde nuestro punto de vista lo que está haciendo es cuando menos consentir los excesos de los estados, si es que no avalarlos de forma casi explícita.
El camino de San Francisco lo llevó de ser un joven acomodado a reparar la Iglesia, primero pensó que era el templo y luego comprendió que la Iglesia son las personas, creyentes o no. Que su misión estaba con los que sufren, con los subyugados, que la austeridad material debe acompañarse con sabiduría y fortaleza. El mensaje de San Francisco le supuso una carga pesada que llevó sin importar lo que le costara. El Papa recorre un camino que lo mostró primero como un abanderado de los afligidos, sin embargo luego se encaminó no hacia la Iglesia (la gente) sino hacia los templos (lo superfluo) para al parecer dedicarse a estar en una posición de comodidad sin sufrir el costo del mensaje y la tarea que el nombre le imponen. Es así que al menos desde aquí abajo parece que el Papa lleva el camino contrario al de Francisco.

lunes, 30 de marzo de 2015

Sentencia Previa


Un poco por falta de tiempo el resto por pereza, no importa el motivo lo cierto es que tengo abandonado el blog desde hace un tiempo. Temas no han faltado, si la decisión de sentarme a escribir sobre ellos. Como ya he dicho mi intención no es contar las noticias, no tengo como hacerlo. Lo que me lleva ponerme a escribir es la necesidad de contar mi punto de vista sobre las cosas. Mostrar un poco de mi visión del mundo, que en definitiva es una forma de ordenar mis ideas y entenderlo mejor.
Esta vez no es estrictamente de política sobre lo que voy a escribir, es sobre el único tema en el que estoy plenamente de a cuerdo con la presidente: El Aborto. Esta es mi segunda entrada sobre el tema, la primera con un toque más liviano, intenté no ser demasiado brusco con mis opiniones, esta vez no. Todo comenzó cuando decidí dejar de seguir a alguien en Twitter por publicar a favor del aborto. En mi defensa diré, que ese acto de intolerancia de mi parte se debe a que no tolero que se defienda la muerte de un inocente de forma tan explícita. Ya se que intento justificarme por no permitir una opinión distinta a la mía, no lo haré. Hay personas que no merecen vivir, para lo cual primero debieron haber tenido una mala vida, pero una vida al fin. El aborto es una sentencia de muerte previa.
Varias veces he escuchado el justificativo de que las mujeres son dueñas de su cuerpo y por ello pueden practicarse un aborto sin responsabilidad alguna. No es así, la placenta está formada tanto por células de la madre como del hijo, por lo tanto lo que remueven no es del todo su cuerpo, solo está ahí por un tiempo breve. Muchas veces vemos en el cine situaciones donde se debe elegir entre salvar la vida a uno o a muchos, la mayoría de las veces el protagonista los salva a todos. En este caso. ¿No debiera ser así? Salvar la vida de ambos. Nueve meses de incomodidad no pueden nunca justificar una muerte, la de nadie. Por ahora dejo este punto aquí lo retomaré al final.
Supongamos que se legaliza. ¿Quién gana? En primer lugar las prepagas y las clínicas donde ya se realiza. Simple: ahora van a poder declarar las ganancias que ya tenían, procedentes de los abortos. Es decir podrán poner en blanco y sin responsabilidades dinero que de otra forma provenía de un ejercicio ilegal de la medicina, de un asesinato. Una vez legalizado los planes de las obras sociales podrán incluir al aborto como practica, se podrán regular honorarios, incluirlo dentro de los nomencladores como a una practica habitual. Es importante que aclare que hoy ya existe, pero se lo factura como otra cosa, si las auditorías funcionaran notarían que en algunas clínicas las atenciones por "perdidas" o "abortos espontáneos" son mucho más elevadas que las medias que correspondería esperar.
Una situación similar se vio con la fertilización asistida, a mi juicio una práctica que no debiera estar cubierta en los planes normales de atención de las obras sociales. Son tratamientos muy caros que ahora deben ser cubiertos. Esto ha creado una carga innecesaria sobre un sistema de salud que ya venía mal. En lo personal creo que no tiene sentido gastar miles de pesos en forzar un embarazo cuando puede solucionares con la adopción. Pero a veces se me olvida que para este gobierno la adopción en un delito de lesa humanidad.
Por último el argumento más ridículo que he escuchado a favor del aborto es el que repiten mucho los políticos: Si se legalizara se salvaría la vida de muchas jóvenes de bajos recursos que mueren en clínicas clandestinas. Es sin duda un espanto no importa como se lo mire, pero, lo voy a desglosar un poquito para que se entienda sin dejar dudas. Primero supone que ya se hace como practica habitual, cierto, pero también significa que esas clínicas clandestinas pueden funcionar porque alguien las está dejando. Se hace evidente que el rol del estado no es proteger a esas jóvenes de bajos recursos sino, facilitarles los medios a los inescrupulosos para que hagan negocios con la muerte. Por otro lado es discriminatorio, da a entender que si tenes dinero no corres peligro o de ultima no importe si matas a tu hijo, si tenes plata para pagarte un buen aborto está todo bien. Además es admitir que estamos haciendo mal y que no vamos a corregirlo. Si la verdadera intención es salvar a esas mujeres, no sería mejor darles educación sexual, llevarles salud reproductiva. Es como si ahora nos dijeran por ley que para evitar las muertes en etraderas estamos obligados a entregar a los ladrones todo lo que piden. No se ataca el problema legalizando una muerte, no se salva a nadie matando a otro de forma prolija y aséptica. Se salva con la comprensión de que cada vida humana es sagrada (no en un sentido religioso, dios me libre) y que por ello debe ser preservada a toda costa. Tal vez deberíamos comenzar por cambiar esta sociedad donde el valor de un hijo puede medirse por el monto de un plan, y volver a una sociedad donde el valor de un hijo no puede medirse en términos de dinero. Deberíamos evolucionar en una sociedad donde no existan sentencias previas.