La Rosa Blanca fue un grupo de resistencia organizado en la Alemania nazi, que abogaba por la resistencia no violenta contra el régimen. Hoy la resistencia es contra la supremacía ideológica, aquellos que se sienten con un derecho a imponer su criterio sin tener en cuenta el bienestar y el progreso de la sociedad. Contra aquellos que anteponen intereses personales o partidarios ante los de la nación o la república. Enfrentar la violencia con sabiduría, Rosa Blanca Resistencia Pacífica.
lunes, 28 de enero de 2013
Ragnarök
El ocaso de los dioses, ese tiempo mítico en el que aún los regentes de los cielos perecen y son reemplazados. En la mitología nórdica los hombres van al Valhalla cuando mueren heroicamente en combate. De igual manera sus dioses debían morir en épicas batallas, las cuales ya estaban predichas hasta en su desenlace. En estos relatos los héroes combaten a muerte con sus némesis y muchos perecen en la contienda. Es el final de todo, los dioses, la tierra, incluso el sol perecen; sin embargo esto genera un nuevo comienzo. A partir de la destrucción se ha de crear un mundo mejor.
Hace unos días leía un nota sobre el rumbo de la economía que se titulaba “el apocalipsis frío”. El apocalipsis cristiano es con fuego en los cielos y en la tierra, no así en las creencias nórdicas donde el fin viene precedido por el invierno de los inviernos. Ragnarök me parece que define mejor la situación, en el artículo hacía notar que estamos viviendo una situación que es peor a la del 2001 pero que, gracias a la super-soja y a un mundo favorable, lo estamos viendo en cámara lenta, como congelado.
En lo personal lo veo distinto, ya que al igual que los dioses de Asgard el gobierno se ensaña en una épica que no puede ganar, es su destino y no parece posible el cambio. En los primeros años de este proceso se ajustaron la variables que nos habían llevado al caos, y a costa de dejar a muchos ciudadanos fuera del sistema, se logró incluir al país en un modelo productivo y exportador que nos llenó de divisas. Al principio este excedente de dinero se utilizó correctamente en donde más hacía falta: los expulsados del sistema. Mediante planes de mayor alcance y una mejora en los niveles de la asistencia social se logró mantener una cierta calma mientras el país se ponía nuevamente en marcha.
Con un crecimiento a tasas chinas durante la primera parte de la década fue fácil incentivar el mercado interno inundando el sistema con dinero del estado a través de los planes sociales. Por otro lado se utilizaban los subsidios a las tarifas y servicios públicos para mantener alto el poder adquisitivo de la clase media. Teniendo la situación de las clases bajas controlada y subsidiando a la clase media era el momento de realizar la segunda parte del plan que consistiría en crear fuentes de trabajo genuino que permitieran que el estado lentamente disminuyera su participación. Ya que los fondos necesarios para la asistencia social fueron tan altos que terminaron drenando presupuestos de otras áreas.
Sobre el 2007 la inflación que se había planchado en no más de 5% anual comenzaba a trepar. Los sindicatos que todavía eran aliados del gobierno utilizaban su situación de amistad con el estado para obtener aumentos en algunos casos muy altos. Esto generó una primera rampa para la inflación, ya que, los empresarios debían ceder a la presión sindical (que llevaba al gobierno como respaldo) y otorgar los aumentos, a la vez que obtenían la autorización del estado para aumentar los precios. Esta situación se mantuvo hasta ahora donde como respuesta a un aumento de salarios tenemos un traslado inmediato y correspondiente de los precios finales.
El mundo cambia y a veces parece que no lo notamos. Las economías de la región hace unos años comenzaron a cuidar la relación del valor de sus monedas con el dólar. Esto les permite mantener la competitividad a la vez que acumulan reservas. Nuestro populismo barato no permite un dólar alto por los malos recuerdos que eso acarrea y para no dar una sensación de que la economía no va bien. Conjuntamente el gasto público aumentó junto con el superavit fiscal, pero no descendió cuando este lo hizo sino, todo lo contrario. El atraso cambiario, y el aumento del déficit fiscal, junto con una expansión monetaria nos han llevado a una situación con el dólar donde la paridad ya no es 1 a 1, sino que sería más bien 0,8 a 1. Es decir que aunque el precio oficial de dólar es mayor que en los 90 en realidad teniendo en cuenta el poder adquisitivo y valores relativos, hoy el dólar a 4,9 es más barato que cuando costaba 1.
Aumento de los costos de producción, disminución de subsidios a la producción, aumento en la emisión monetaria, disminución de las reservas y por sobre todas ellas desconfianza. El manejo es caótico, no parece haber un eje conductor que guíe las decisiones del gobierno. Por un lado parecen dar golpes en la oscuridad, lo que se ve muy claro en la política monetaria, donde hay cuatro funcionarios pujando por el poder: Lorenzino, Marcó del Pont, Kicillof y Moreno (el jefe). Estos cuatro protagonizan una borda comedia cada vez que hay que resolver algún problema trascendental, todos intentan solucionar el problema (para atribuirse el logro con Kristina) y en su pelea se estorban, casi como un capítulo de los tres chiflados, aunque son cuatro los nuestros. Hasta ahora la toma de medidas antagónicas sobre un mismo tema sólo ha demostrado que sirve para empeorar las cosas.
De todas formas el juego de los superministros superpuestos (no recuerdo bien si era o no separado) no es la principal causa de desconfianza. La realidad es que si los argentinos, algunos al menos, confiamos poco en el modelo; los capitales extranjeros confían menos aún. Lo cual es lo más lógico, si uno trae su dinero al país y lo invierte lo único que espera es que pasado cierto tiempo pueda retirar hacia su propio país los frutos económicos de dicha inversión (aunque les pese a los K así funciona el mundo). Sin embargo no es así en la Argentina donde por el momento no se pueden girar utilidades al exterior. Otra es que si se quieren montar fábricas en el país, estas deben exportar algo para poder importar los componentes que no se puedan producir de forma local, puede que no lo parezca pero la lista de cosas que no se pueden producir en Argentina es enorme, y no porque tengamos algún problema sino porque no es rentable.
A la presidente y sus funcionarios parece que se les ha olvidado que vivimos en un mundo globalizado, que si bien este sistema puede ser mejorado está ahí para quedarse y por lo tanto tenemos fronteras no muros. No podemos vivir ajenos al mundo. Los funcionarios corruptos, incompetentes o una combinación de ambos; no pueden nunca producir resultados eficientes. En la medida que las políticas de estado estén en manos de gente poco idónea los resultados serán los mismo. Estamos de frente al abismo caminando hacia el, pensando que el resultado será distinto, pero no, vamos a caer no importa cuánto queramos creer que es una ilusión o una impostura de un poder mayor, es real. Luego de la destrucción siempre viene una reconstrucción nada termina para siempre, pero incluso los dioses inmortales tienen un final inexorable, la caída de lo establecido, Ragnarök.
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