jueves, 22 de noviembre de 2012

A destiempo


Hoy en día es muy común escuchar desde el gobierno que si nos comparamos con Europa estamos mucho mejor, ya que ellos siguiendo las recetas del FMI y afines están en camino a una situación como la que se vivió en la Argentina en el 2001. Sin embargo esa es una observación a destiempo. Si miramos con más detenimiento y despojados de prejuicios políticos e ideológicos, veremos que Europa está dividida de forma bastante clara en dos sectores, un norte con cuentas cerradas y un sur con cuentas en rojo.
Hace unos meses leí por ahí un informe chiquito en el que contaba que Dinamarca salió a comprar euros, a endeudares en euros y comprar para atesoramiento del estado bonos que era muy posible que cayeran en cesación de pago. Lo más extraño era que no se habían vuelto locos o estaban llevando una política económica mala; sino que sabían que si el euro caía sus reservas y por lo tanto su moneda sufriría una gran apreciación frente al resto de las monedas europeas. Esto produciría una gran pérdida de competitividad para sus empresas nacionales. Para simplificarlo salieron a desmejorar las condiciones de sus reservas porque habían estado haciendo demasiado bien las cosas.
Los ejemplos del norte de Europa tomando medidas para adecuarse a las consecuencias de las políticas tomadas por el sur son varios y no vale la pena mencionarlos a todos. Hace unos días escuché por radio las reflexiones de un analista económico que daba una visión que no había escuchado hasta entonces y que me dio un nuevo punto de vista sobre la cuestión. Lo que comentó fue que en Europa del sur lo que falló fue el populismo y que no es que nosotros ya hemos superado esa crisis y que deberían seguir nuestro ejemplo; sino que, ellos representan nuestro futuro y haríamos bien en ver su situación y redefinir nuestro rumbo para no terminar igual.
En lo personal aclaro que no soy de izquierda, y no adhiero al populismo por cuestiones que no voy a explicar ahora porque sería muy largo. Sin embargo la reflexión planteada me dio el pie para esta entrada del blog. Lo que está demostrado en el mundo es que el populismo no funciona; como en el pasado quedó demostrado que no funciona el comunismo. El comunismo demostró su fracaso con la caída del muro y con la salida de China (aclaro, que si bien les falta mucho han comenzado lentamente a recorrer el camino). Es importante separar al socialismo del comunismo y del populismo. El comunismo niega la propiedad privada y deja como único propietario posible al estado, además sólo puede funcionar como partido único. El populismo es algo más complejo de definir pero, podríamos decir que más que una corriente filosófica o económica se trata de un estilo político. El populismo es una forma de ejercer el gobierno, pero es una forma pervertida (entiéndase pervertida en un sentido literal y no peyorativa, para los K les sugiero el uso del diccionario). El populismo es una perversión del socialismo y de las políticas de ayuda social. En estos regímenes utilizan bajo un disfraz de política social métodos que no tienden a la escalabilidad social sino al mantenimiento de grupos marginados de la sociedad en un estado de pobreza aplacada, desde el cual no son capaces ni libres para ejercer su derecho de protesta frente al estado proveedor de dádivas.
Este estado de indefensión de las clases sociales más bajas frente al estado es la antítesis del socialismo, que tiende a la nivelación de clases y a la reivindicación de los trabajadores. A su vez las doctrinas progresistas se basan en el progreso social de los excluidos. Esto se contrapone con el populismo que intenta mantenerlos “cómodos” en un estado del exclusión, pero privados por coacción explícita o implícita de ejercer un derecho a mejorar y a protestar frente al avasallamiento de sus derechos.
Es notorio que veamos a destiempo el fracaso del sur de Europa al aplicar el populismo como una antesala a nuestra superación y no como una premonición de lo que pasa, aún en estados económicamente más solventes, cuando se reemplazan las verdaderas políticas sociales y el sentido común con un populismo perverso. Y que por lo tanto no deben tomar ellos nota de nuestro rumbo para salir de la crisis sino, todo lo contrario nosotros debemos tomar nota de su fracaso y cambiar el curso de nuestra política antes de terminar como ellos pero sin una comunidad económica que nos respalde y apoye en la caída.